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Devoción a las puertas de las cofradías para ver a las imágenes antes de Semana Santa

La Congregación de Mena, aún sin guardia legionaria, ya empieza a acumular fieles a las puertas de Santo Domingo, al igual que la Cofradía de la Esperanza.

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  • Las cofradías acogen excursiones de colegios e institutos para hacer visitas guiadas y transmitir la tradición de las imágenes y tronos.

La “devoción” al Cristo de la Buena Muerte y sus “padres” hicieron que desde hace 25 años Ramón sea hermano de la Congregación de Mena. En el columbario de la cofradía “yacen los restos de mi padre y de mi madre”, cuenta a las puertas de la Iglesia de Santo Domingo.

Lo he vivido desde pequeña, los cirios de la Paloma han terminando siempre en mi casa alumbrando los santos, y lo llevo en la sangre.

Los “motivos familiares”, la veneración y “pertenecer al barrio” son sentimientos muy fuertes que le unen a Mena y que afloran al acercarse la Semana Santa. Lleva un cuarto de siglo “colaborando” con “nuestra” tradición y con la cofradía que protege “quizás, a una de las imágenes más importantes, entre otras, porque todas llevan muchísimo cariño”.

Faltan tres días para el Domingo de Ramos y una semana para que Mena recorra las calles malagueñas el Jueves Santo, pero muchos son los curiosos y devotos que se acercan a las iglesias y casas hermandad a ver las imágenes antes de la fecha señalada: “Aquí, a partir del sábado, se montan unas colas enormes para ver la guardia legionaria”. Cada año, dice desde la experiencia, la “devoción va creciendo” y “cada vez se va viendo más gente joven”, aunque no sea por motivos religiosos.

Ramón y Pepi se han encontrado en la Iglesia de Santo Domingo. Ella, vestida con tenis y vaqueros, ha aprovechado su paseo matutino para acercarse a “visitar al señor” y a preguntar el horario de apertura para el sábado: “Quiero traer a mis nietos, viven en Fuengirola, y quería asegurarme de que no estuviera cerrado”. Pepi nació en una familia cofrade “de toda la vida”, explica sin controlar su emoción, sus “abuelos y tíos” le heredaron el amor por la Semana Santa: “Lo he vivido desde pequeña, los cirios de la Paloma han terminando siempre en mi casa alumbrando los santos, y lo llevo en la sangre”. Confiesa que, a pesar de no ser hermana “ahora mismo” de ninguna cofradía, es “muy devota de la Virgen de las Penas, mi hija y yo”, porque “pedimos cositas y nos las concede”.

En estos días previos mayores y pequeños disfrutan de las imágenes, muchas ya entronadas. En la Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza Encarna como hermana y voluntaria está dedicando alguna de sus mañanas a dar pequeñas charlas a las excursiones de colegios e institutos que les visitan: “No os podéis imaginar lo bien que me lo paso con el interés que los niños ponen en las preguntas, sobre todo los más pequeños”. El objetivo de estas excursiones, que se realizan en varias cofradías, es “sembrar” una semilla para que “ellos vean lo importante de esta tradición para la ciudad y Andalucía”. Las nuevas generaciones “son las que van a llevar el relevo” de la Semana Santa.

Comienza la cuenta atrás, mientras que los fieles rezan mirando al cielo esperando que no llueva. “Espero que no, porque después de tanta sequía sería mala suerte que cogiera el agua estos días, pero si viene bienvenida sea y se hará lo que se pueda”, sentencia Ramón con actitud positiva.

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