La Audiencia de Málaga ha impuesto ocho años de internamiento en un centro psiquiátrico a un hombre con esquizofrenia paranoide, quien creyó que lo perseguían y amenazó a varias personas que pasaban por una calle de la capital malagueña con un cuchillo con el que, luego, intentó matar a un conocido, al que apuñaló y al que tendrá que indemnizar con 4.500 euros por las lesiones y las secuelas.
Los hechos sucedieron en agosto de 2011. El acusado tenía dicha enfermedad, agravada por el consumo de sustancias estupefacientes y por el abandono del tratamiento farmacológico. Esto último, según la sentencia de la Audiencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, provocó un cuadro de descompensación de su patología que dio lugar a la "completa anulación de sus facultades intelectivas".
Así, creyendo que era objeto de persecución, el procesado cogió un cuchillo y en medio de una calle de la capital "lo exhibió a cuantas personas pasaban por el lugar", dirigiéndose a un grupo de jóvenes a los que les advirtió de que "al que se acercase, lo apuñalaba", según la resolución. En ese momento, apareció un conocido, que no se había percatado del estado en el que estaba el hombre.
Entonces, el acusado, "con ánimo de acabar con la vida" de éste, según el Tribunal, sacó el cuchillo y "se lo clavó a la altura del abdomen". La víctima salió corriendo para huir, pero el procesado lo persiguió y logró alcanzarle, dándole "una segunda puñalada esta vez en la espalda", dice la sentencia. Finalmente, consiguió refugiarse en un centro de salud que estaba en las inmediaciones.
Tras los hechos, según señala la resolución, el acusado se fue a su casa y se autolesionó con el cuchillo, provocándose heridas que hicieron preciso amputarle el brazo izquierdo. Estos hechos son constitutivos de un delito de amenazas y otros de intento de homicidio, aunque se le aplica la eximente de anomalía o alteración psíquica.
El hombre declaró que no recordaba nada, lo que para la Sala es "todo punto lógico dado su estado", al padecer dicha enfermedad y haber dejado la medicación correspondiente. Su enajenación, incluso, llegó "a tal punto que fue víctima de su propia agresividad", por lo que el Tribunal considera adecuado la medida de internamiento durante ocho años en un centro psiquiátrico.
Así, se descarta un tratamiento ambulatorio, como pidió la defensa, al entender que el ingreso "contribuiría a su mejoría". Al respecto, se estima que con estos hechos y las circunstancias personales del acusado puede deducirse la probabilidad en un futuro de la comisión de nuevos delitos y que dicho tratamiento ambulatorio no garantiza el control preciso.