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Buscan "apadrinar" cepas para salvar viñas centenarias de Manilva

Un viticultor de la localidad de Málaga hace un llamamiento para salvar las viñas locales

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  • chefs apadrinadoras -
  • los aficionados a la agricultura convencional o al vino puedan comprobar su evolución y disfrutar de todo el proceso
  • Los chefs Martín Berasategui y David de Jorge ya cuentan con una cepa en y muchos turistas extranjeros se han enamorado de la iniciativa

Salvar las viñas del municipio malagueño de Manilva es el objetivo de un vinicultor que ha hecho un llamamiento a "apadrinar" cepas centenarias para que los aficionados a la agricultura convencional o al vino puedan comprobar su evolución y disfrutar de todo el proceso.

Los chefs Martín Berasategui y David de Jorge ya cuentan con una cepa en el municipio malagueño y son muchos los turistas extranjeros que ya se han enamorado también de la iniciativa y se han decidido a participar en este proyecto de Nilva Enoturismo.

Su gerente, Argimiro Martínez Moreno, ha explicado a Efe que cuando se habla de recuperación, no solo habla del viñedo, sino de recuperar valores, de la dignidad del trabajo agrícola y así olvidarse de los especuladores.

Este ingeniero agrónomo alerta de que con la recuperación económica y del mercado inmobiliario se corre el riesgo de volver a caer en "lamentables errores urbanísticos", pero con este proyecto se defienden otros modelos de desarrollo que no pasan por el ladrillo.

La viña se encuentra ubicada en el Paraje del Peñoncillo, a mitad de camino entre el casco antiguo de Manilva y el Mar Mediterráneo y cada "padrino" ayudará a formar parte de la conservación del patrimonio natural.

Martínez Moreno ha señalado que dispone de lo más complicado y lo que nadie puede imitar o comprar: las viñas; viñas viejas y retorcidas, cargadas de sabiduría.

A su entender, con dinero se pueden construir monumentales bodegas, se puede comprar carísima maquinaria o contratar a los mejores enólogos. Pero el dinero no puede comprar viñas como las de este municipio.

Situada en laderas de moderada a fuerte pendiente, con un marco de plantación muy estrecho y largos brazos retorcidos que se arrastran hasta el suelo, la introducción de maquinaria para facilitar el trabajo es prácticamente imposible, pero para este viticultor es un aliciente mas.

Cualquier persona a nivel particular, grupo de amigos, empresa, entidad o asociación puede "apadrinar" una cepa, que llevará su nombre y se le enviará periódicamente información y seguimiento de la viña.

Además participarán en eventos privados y tendrán certificado, carné de apadrinamiento e inclusión del nombre en el cuadro de honor del Museo del Vino de Manilva.

Ha lamentado la práctica generalizada de herbicidas, lo que ahorra muchos jornales de trabajo pero repercute muy negativamente en la naturaleza (contaminación de suelos y aguas, eliminación de biodiversidad vegetal y animal y apelmazamiento de suelos, entre otros).

Por ello, intenta reproducir las técnicas que se remontan décadas atrás, en unas viñas de la variedad Moscatel de Alejandría, cultivadas en forma de vaso o copa.

Seleccionan la uva racimo a racimo, como si el destino fuese el mercado en fresco, y consiguen un moscatel seco que va muy bien con el marisco de la zona, además disponen del certificado de agricultura ecológica.

A los "padrinos" se les ofrecen tres opciones de colaboración y el precio varía de 60 euros anuales a 180, con el regalo de vino de la propia viña con etiqueta personalizada e incluso chaleco con el logo de la campaña.

Además se puede visitar la viña para un mejor seguimiento y disfrutar de las espectaculares vistas al mar. 

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