El primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, ha rechazado este lunes iniciar un diálogo con el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS) tras sus avances en la provincia de Anbar (oeste) argumentando que el Gobierno no negociará con Al Qaeda.
"Lo que está pasando en Anbar ha unido a los iraquíes en su lucha contra Al Qaeda", ha sostenido el mandatario, según ha informado la agencia iraquí de noticias NINA. Los enfrentamientos entre el ISIS y las fuerzas gubernamentales, respaldadas por las tribus suníes de la zona se han centrado en Ramadi y Faluya, donde el Ejército permanece preparado para el asalto.
Tanto las fuerzas de seguridad como los responsables tribales han reconocido que Al Maliki mantiene paralizada la ofensiva del Ejército a la espera de ver si los esfuerzos de los grupos locales surten efecto y los combatientes del ISIS abandonan la zona.
La semana pasada, Al Maliki prometió que "arrancará de raíz" a Al Qaeda y se mostró convencido de la victoria. En un mensaje televisado, también agradeció a la comunidad internacional su apoyo en la lucha contra Al Qaeda e instó a los miembros del grupo y a quienes les apoyan a rendirse, prometiendo clemencia.
La salida de las tropas estadounidenses del país y el conflicto en Siria, con fuertes connotaciones sectarias, ha exacerbado las tensiones entre la comunidad suní y el Ejecutivo de Al Maliki, que tienen como puntos de fricción un sistema judicial que discrimina sistemáticamente a los suníes y la exclusión de esta comunidad de los altos cargos de la Administración iraquí.
No en vano, los enfrentamientos violentos con tintes sectarios entre la minoría suní y la dominante comunidad chií ya eran una tónica habitual, reminiscencia de los años de guerra en Irak tras la ocupación estadounidense --especialmente entre los años 2006 y 2007--.
Los levantamientos populares contra el Gobierno, asimismo, encontraron su germen en la ola de levantamientos de 2011 en Oriente Próximo y el norte de África, conocida como la 'Primavera Árabe', que empujó a los suníes a rebelarse pacíficamente contra Al Maliki.
Este mismo lunes, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, ha instado a los dirigentes iraquíes a fomentar con "valentía" la cohesión social como fórmula para resolver la actual espiral de violencia y a unirse en contra del terrorismo.
"Coincidimos en que los retos que afronta Irak requieren que todos los dirigentes políticos cumplan con sus responsabilidades para garantizar la cohesión social, el diálogo y el progreso ante los obstáculos políticos", ha afirmado Ban, según recoge una nota oficial de la ONU.
Ban ha defendido esta vía como solución a la "muerte sinsentido de mujeres, niños y hombres iraquíes". "El pueblo iraquí espera que sus dirigentes consigan mejoras tangibles y un futuro mejor", ha destacado. En ese sentido, ha señalado las elecciones legislativas previstas para abril de este año como una "oportunidad" de satisfacer estas demandas legítimas. "Nadie debe quedar atrás", ha remachado.