Los republicanos de la Cámara de Representantes han aprobado este miércoles la puesta en marcha de una demanda contra el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por violar los derechos constitucionales, alegando que ha abusado de su autoridad ejecutiva mediante la implementación de políticas sin la aprobación del Congreso.
La medida se ha aprobado con 225 votos a favor de los legisladores republicanos y 201 votos en contra, lo que pone de manifiesto el clima polarizado que vive el congreso a sólo unos meses de las elecciones legislativas, que tendrán lugar el próximo mes de noviembre, según informa el diario estadounidense 'The Washington Post'.
El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, John Boehner, ha explicado que la demanda se centrará en la decisión del mandatario estadounidense de retrasar la aplicación de una ordenanza para la adhesión de empresas a la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, conocida como 'Obamacare', a la que los republicanos se oponen.
"Me van a demandar por la adopción de medidas ejecutivas para ayudar a las personas", ha respondido Obama durante un discurso que ha tenido lugar este mismo miércoles en la ciudad de Kansas. "La única razón por la que estoy haciendo esto por mi cuenta es porque ellos no están haciendo nada", ha apostillado.
El jefe de Estado ha utilizado cada vez más órdenes ejecutivas para avanzar en su agenda frente a un Congreso paralizado por las discrepancias entre demócratas y republicanos. De esta forma, el mandatario también ha logrado, entre otras medidas, aumentar el salario mínimo para los contratistas federales.
Boehner ya había explicado que "la Constitución deja claro que el trabajo del presidente es ejecutar fielmente la ley". "A mi juicio, el presidente no ha ejecutado fielmente la ley", dijo el líder republicano, que insiste en que la demanda "pretende proteger los derechos del Congreso y no hacer un juicio político contra el presidente".
En este sentido, el bloque republicano denuncia que las acciones de Obama buscan dar al presidente una "autoridad total" sin tener en cuenta a los votantes estadounidenses y a sus representantes --elegidos democráticamente-- en el Congreso.