Rusia se reserva el derecho a decidir cuál será su participación futura en el Tratado de Cielos Abiertos después de que Estados Unidos abandone este acuerdo, declaró hoy el viceministro de Exteriores ruso Serguéi Riabkov.
"Respecto a nuestra línea a seguir, todas las opciones están sobre la mesa, no descartamos nada", afirmó a la agencia rusa Interfax, dos días antes de la reunión extraordinaria de los países firmantes del Tratado de Cielos Abiertos.
El Tratado de Cielos Abiertos, en vigor desde 2002, permite a sus 34 Estados miembros sobrevolar cualquier parte del territorio del resto de participantes y fotografiar desde el aire, con el objetivo de asegurar que sus vecinos o rivales no preparan ataques militares.
El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el pasado 21 de mayo la retirada en un plazo de seis meses de su país del pacto, en el que participa casi toda la Unión Europea, incluida España.
El alto representante de la diplomacia rusa destacó que este tratado de la Organización de Seguridad y Cooperación Europea (OSCE) es un "acuerdo útil, que durante mucho tiempo fue una de las bases de la seguridad europea".
"Yo no diría que en este caso la reacción será automática: los estadounidenses actuaron de determinado modo y eso significa que nosotros les seguiremos. Pero repito, no se descarta ninguna variante, continuamos analizando la situación", explicó.
En ese sentido, afirmó que Rusia no quisiera que los aliados de Estados Unidos le siguieran por este camino, aunque reconoció que "este riesgo existe".
Además, alertó que tras la salida de Estados Unidos del Tratado de Cielos Abiertos, no podrá recibir información de sus aliados que se mantienen en el acuerdo, al señalar que "una entrega de datos de este tipo debe ser descartada".
Los socios del Tratado de Cielos Abiertos abordarán el próximo 6 de julio en una reunión extraordinaria la retirada de Estados Unidos de este acuerdo.
Riabkov señaló que Rusia no espera mucho de esta conferencia, al menos en lo que respecta a la posibilidad de que Estados Unidos permanezca en el acuerdo.
"Los diversos análisis sobre la posibilidad de Rusia de revertir esta decisión no son más que una cortina de humo, un nuevo intento de responsabilizar a otro por sus propias acciones incongruentes tanto con este acuerdo como con muchos otros", señaló.
Estados Unidos justificó su retirada del Tratado de Cielos Abiertos acusando a Rusia de pervertirlo en su interpretación, impedir la supervisión desde el aire de sus ejercicios militares y los vuelos sobre territorios estratégicos como el enclave de Kalinigrado.
No obstante, Washington puntualizó que podría reconsiderar su retirada, que debería hacerse efectiva dentro de seis meses, si Moscú cumple completamente el tratado.
Los europeos hicieron hincapié en que van a tratar de solucionar con Rusia las "cuestiones en suspenso como las restricciones indebidas" a los sobrevuelos de Kalinigrado.