Las fuerzas de seguridad birmanas mataron a al menos 31 personas el fin de semana en una aldea del centro de Birmania durante un enfrentamiento con opositores a la junta militar que gobierna el país desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero, informan este lunes medios locales.
Unos 150 soldados trataron de tomar la aldea de Satpyarkyin, cerca de Mandalay, sobre las seis de la madrugada del viernes y abrieron fuego contra los lugareños que trataron de huir, publicó el portal de noticias Myanmar Now.
La Fuerza de Defensa Popular de Depayhin, una milicia armada opuesta a los militares, señala en un comunicado recogido por el medio que mantuvo enfrentamientos con las fuerzas de la junta durante al menos cuatro horas esa mañana y retomaron la lucha por la tarde.
Según relató un vecino al diario digital, el sábado por la tarde fueron hallados 31 cadáveres, incluidos 27 milicianos y cuatro civiles.
Por su parte, el periódico oficialista The Global New Light of Myanmar indicó que "terroristas armados", en referencia a los milicianos, mataron a un soldado e hirieron a otros seis tras emboscarles mientras patrullaban en la zona.
Tras más de cinco meses desde el sublevamiento, los militares no han logrado hacerse con el control del país, a pesar de la brutal represión ejercida contra los disidentes.
Al menos 890 personas han muerto a raíz de la violenta campaña de castigo impulsada por las fuerzas de seguridad, que han disparado a matar contra los manifestantes pacíficos, según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
Algunos de los opositores han decidido tomar las armas contra los militares, cansados de los pocos avances de las manifestaciones pacíficas; mientras se han abierto o recrudecido a lo largo del país los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y grupos rebeldes.
El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido liderado por la nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.