Sor Sara: "Una sobreinformación puede manipular la mente"

Publicado: 10/04/2020
El confinamiento puede ser una "oportunidad" para adentrarse en el "interior" de cada uno, y apreciar el "silencio"
La hermana sor Sara del Amor de Dios, monja de clausura en el convento de Santa Isabel la Real, en el barrio del Albaicín de Granada, ha explicado que el confinamiento puede ser una "oportunidad" para adentrarse en el "interior" de cada uno, y apreciar el "silencio", desde la base de que "una sobreinformación puede manipular la mente".

Con solo 33 años, los siete últimos haciendo vida contemplativa, esta hermana clarisa ha señalado, en una entrevista con Europa Press, que "los encuentros más importantes siempre ocurren en el silencio", indispensable para "la escucha".

En ese sentido, es un buen momento, a su parecer, para descubrir "para quién" y "por qué" viven las personas, y el lugar que, en este tiempo "tan fuerte" marcado por la pandemia del coronavirus, pueden pasar a ocupar cuestiones en otro momento fundamentales como el "dinero" o las "redes sociales", las cuales muchas veces "distancian del otro".

Sor Sara hizo profesión de votos perpetuos el 2 de junio de 2019, en una eucaristía presidida por el arzobispo de Granada, Javier Martínez, con la comunidad de franciscanas clarisas del convento de Santa Isabel la Real, frente a la Alhambra.

Esta es una Semana Santa atípica también para la comunidad, donde la hermana de menos edad tiene 26 años y la mayor 89, en tanto que este Jueves Santo no pudieron escuchar el "bullicio" que llena cada año en la tarde la plaza de San Miguel Bajo para la salida de la Hermandad de la Aurora, mientras ellas celebran los Santos Oficios.

Tampoco saben cuándo podrá volver a Santa Isabel la Real la talla de Jesús de las Tres Caídas, que sí llegó a bajar en Vía Crucis al barrio del Realejo para procesionar el Miércoles Santo hasta la Catedral, como finalmente no ha podido suceder por las limitaciones impuestas por la crisis del coronavirus.

Tras casi cuatro semanas de confinamiento en España, la hermana explica que hay que tener en cuenta que "la mirada es distinta" si el cumplimiento de esta medida por la población se compara con la elección "para toda la vida" que ella ha hecho para ser monja de clausura. "No es una imposición", resalta.

Al principio, en cualquier caso, "cuesta" y reconoce que pudo echar en falta fumar un cigarrillo o "salir con el coche", si bien ella tenía la posibilidad de "acudir a la palabra de Dios" con la oración, y, "aún en momento de prueba, bendecir al Señor".

Para los que no tienen fe, recomienda escuchar al otro. Pese a la vida contemplativa, está cerca de los suyos, de quienes puede recibir visita cada mes, y conoce "los sufrimientos" que está produciendo el coronavirus en la sociedad actual, con un caso cercano en su entorno.

Tras "pararse en seco" a causa del confinamiento, también invita a los demás a desconectar para plantearse algo tan "humano" como es, a su parecer, "la vida eterna", y huir de la "sobreinformación" pues "dar vuelta al mismo tema aumenta la ansiedad", mantiene.

CAPACES DE "CALLAR"

"El silencio es un misterio", agrega, incidiendo en que, en estos días, en el claustro del Albaicín, "se escucha a la creación cantar", y lamentando que "normalmente" la mayoría no sea capaz de "callar". El confinamiento, en resumen, puede ser "una prueba" de la que salir fortalecido, como sor Sara lo ha hecho en este último año.

En una entrevista recogida en la web de la Archidiócesis de Granada, apuntó que, con motivo de sus votos perpetuos, se sintió "muy libre, muy contenta", y "más libre que el pajarillo" que vuela.

Es la mayor de 15 hermanos, y reconocía entonces que aprendió en la fe con su familia y con el Camino Neocatecumenal, a la par que no se sentía un "bicho raro", porque ya había conocido la experiencia del "aprovecha el momento", que, a su juicio, es "como un cohete artificial, que explota rápido y se va rápido".

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