Lanzadera en una cripta es el título del poemario en español del primer escritor africano galardonado con un Nobel, escrito en 1967, que publica ahora Bartleby Editores, y que saldrá a la calle en edición bilingüe a finales de enero, con prólogo y traducción de Luis Ingelmo. Y es que Wole Soyinka, de 75 años, en los años 60 fue encarcelado en su país dos veces, en 1965 y entre 1967 y 1969.
Estos dos últimos años permaneció en régimen de incomunicación, acusado de alta traición por colaborar, tras la Guerra Civil, con los rebeldes de Biafra, algo insólito para alguien que ha dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos y a la critica los regímenes autoritarios.
En este tiempo Soyinka escribió, como podía en pequeños papelillos y muchas veces en plena oscuridad, algunos de los versos más intensos, alguno de ellos pudieron traspasar los muros de forma clandestina, como Enterrado vivo y Flores para mi tierra, que forman parte de este libro, según aclara en la introducción Ingelmo.
Aquellos poemas ligeramente diferentes a los que acabarían integrados en Lanzadera de una cripta, se publicaron en una hoja de papel, semejante al pergamino...y bajo el título genérico de Poemas desde prisión. Y en el reverso de la hoja se facilitaba información sobre la inminente liberación del poeta y dramaturgo, además, y los créditos de publicación.
En estos poemas, y como luego haría en el resto del libro, Soyinka habla de esta experiencia en el encierro y de las personas con las que tuvo que tratar, “el sadismo del carceleros, tipificado bajo tres modelos: el lagarto, el morboso y el mirón”; y sobre los informes manipulados Comunicado:/Duerme bien, come bien. Sus doctores no aprecian/ daños.
Ingelmo explica en el libro que Soyinka durante este periodo tuvo que hacer en la celda todo tipo de juegos mentales y geométricos para mantener viva la mente y fruto de este empeño escribió “rimas juguetonas e inesperadas que se pueden apreciar en ¡Oh raíces!