La Oficina Federal de Justicia suiza se opone a que Roman Polanski, detenido desde hace once días en Zúrich, sea puesto bajo arresto domiciliario por temor a que pueda fugarse, confirmó ayer el portavoz del organismo público, Folco Galli.

Polanski fue detenido a causa de una demanda de extradición emitida en su contra por Estados Unidos por la violación de una menor en 1977.

Su defensa solicitó el lunes a la Justicia que se pasara a su cliente al régimen de residencia asignada, de modo que su detención pudiese transcurrir en una residencia que posee en Gstaad (cantón de Berna).

Esa localidad es conocida por ser una de las estaciones de esquí más exclusivas de Suiza y donde varios millonarios tienen chalets.

Paralelamente, la defensa presentó un recurso al Tribunal Penal Federal en un intento de dejar sin efecto la orden de detención emitida por las autoridades suizas contra Polanski.

El cineasta, de 76 años y ganador de un Oscar y otros reconocimientos en el mundo del cine, fue detenido el pasado 26 de septiembre cuando estaba en Zúrich para asistir a un festival de cine, donde estaba previsto que se le rindiera un homenaje por su carrera.

La Justicia de Estados Unidos le considera fugitivo y la Fiscalía de Los Ángeles ya ha adelantado que reactivará la petición de extradición en su contra.

“No es la Justicia suiza la que ha aceptado la petición” de extradición, matizó el abogado del director, quien entiende que se trata de una “decisión de Estado, que podemos calificar de administrativa o política”.