La presencia de China ha sido definida como un reto por parte del director de la Feria, Jürgen Boos, que reiteró ayer su confianza en que la presencia del país en Fráncfort sirva para abrir un diálogo que no eluda los temas desagradables.
“Esperamos una Feria intensa y para nada cómoda”, dijo Boos, que considera que una de las funciones de la muestra es generar debates.
Y por eso su esperanza es que lo que no hará la presentación oficial china se podrá realizar en otros pabellones de la Feria, en actos organizador por ONGs o editoriales.
Entre la delegación de escritores chinos presentes en la feria hay algunos autores que están bajo sospecha de ser agentes de propaganda del régimen, según medios locales alemanes.
Tal es el caso de Wang Zhaoschan, autor de un poema en el un fallecido durante el terremoto de Sichuan (suroeste de China) elogia al Partido Comunista y dice que sólo quiere un televisor junto a su tumba para ver los Juegos Olímpicos.
Pero sin duda en Fráncfort se oirán otras voces. En la programación del llamado Sofá Azul -un programa de entrevistas a escritores que es toda una institución en la Feria-, está el nombre de Ma Jian, que presentará la edición alemana de su novela Pekín en coma, publicada en España por Mondadori.
Mai Jian es un escritor que vive en el exilio, en Londres, y su novela -escrita en inglés- está centrada en la masacre de la plaza de Tianamen, un tema sobre el que la China oficial prefiere guardar silencio.