Insistir y persistir, pero nunca desistir. Intentarlo, errar, caer y volverse a levantar. Picar piedra hasta dar con el diamante de mayor brillo, el premio más buscado. Esta filosofía es la única manera de alcanzar el éxito, aunque no a cualquier precio: el intento desgasta mucho. Lleva al límite las capacidades de cualquiera y a sufrir lo indecible, pero, después de todo, merece la pena. El CD Rota se encamina con paso firme hacia la cúspide al encadenar su cuarta victoria consecutiva. Se ha abierto paso desde el tercer puesto hasta el primero que actualmente celebra quitándose del medio a un rival tan directo como el Jerez Industrial con una victoria de mucho mérito, pero sobre todo sufrida, por 2-0 en el Antonio Pazos ‘Monago’. Porque los muchos aficionados que acudieron a las gradas del feudo verderón por ‘El Día del Club’ tuvieron que contener la respiración por demasiado tiempo.
Hasta que Raúl Muñoz sentenció con el segundo prácticamente en el último minuto, el equipo verderón estaba siendo absolutamente incapaz de cerrar el triunfo. Contó con infinitas oportunidades para aumentar la distancia en el marcador desde que Joselito Pérez lo estrenara en el ecuador de la primera mitad, sobre todo en las botas de un José Rodríguez que perdonó hasta la saciedad o, al menos, hasta el punto de que parecía que lo acabarían pagando a un precio muy caro. Con cada balón enviado fuera o parada de un Samu que rindió a un nivel sobresaliente, el Jerez Industrial se cargó de esperanza para lanzarse a por el empate. Pero se estrelló frontalmente una y otra vez contra la misma férrea muralla defensiva plantada por el Rota. Fernando, Carmelo y Carlos González- que se estrenó como titular- formaron una línea de tres centrales inédita en esta temporada, donde Jero Osorio había acostumbrado a apostar por la tradicional línea de cuatro.
Un cambio sustancial que, al ser novedad, entrañaba cierto riesgo; pero no pudo salir mejor el plan. Con las espaldas protegidas, los jugadores de banda disfrutaron de una libertad total para crear arriba, pero ninguno estaba teniendo su día. Otro domingo cualquiera, el Rota hubiera terminado celebrando un 5-0 tranquilamente, pero la pelota, testaruda como una cabra, se resistió a entrar. Los ‘Joses’ no estaban inspirados, ni un Álex Bernal que, al menos, se pudo conformar con dar la asistencia del primer gol. Tampoco Sebas que entró de refresco en el tramo final para sustituir a un José Rodríguez que, pese a la falta de puntería, salió ovacionado por el inmenso esfuerzo derrochado en tareas de presión, así como en la pelea con los centrales… y también el árbitro.
El canterano verderón fue diana de sucesivas faltas no señaladas que desquiciaron de lo lindo a la grada. Los silbidos estridentes se hicieron notar, aunque, realmente, más que por la impasibilidad arbitral ante la dureza de los industrialistas en las faltas cometidas, lo que ocultaba esa frustración era un estado de nerviosismo incontrolado por ver como su equipo podía terminar perdiendo dos puntos de inmenso valor. Al final, esa perseverancia mostrada por un Rota que pese a todo no paró de intentarlo, encontró premio. El más merecido al trabajo colectivo de un equipo que nunca dejó de creer. Se suele decir que los grandes esfuerzos tienen grandes recompensas. En este caso, un primer puesto que no es cosa baladí, compartido con sus vecinos de la UD Roteña, eso sí.
La próxima semana tratará de continuar recabando buenas sensaciones en el Estadio José del Cuvillo ante el Racing Club Portuense.