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Manuel Laynez de los Santos, la palabra precisa para un pregón muy costalero

El cofrade roteño pronuncia un pregón austero, alejado de las formas clásicas, pero sembrado de recogimiento y de intimidad

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El auditorio municipal 'Alcalde Felipe Benítez' acogía ayer por vez primera la celebración del LIII Pregón de la Semana Santa roteña, honor que en esta edición ha recaído sobre el cofrade Manuel Laynez de los Santos. Un pregón que contó además con el acompañamiento musical de la banda municipal de música 'Maestro Enrique Galán', que sobre el escenario abría el acto con la interpretación de la marcha 'Pasa la Virgen Macarena', de Pedro Gámez Laserna.

Sobre un escenario iluminado con colores cofrades, y con la sola decoración de una cruz escoltada por dos faroles, se producía en primer lugar la presentación del pregonero, a cargo del joven cofrade, sobrino del pregonero, Pablo Barba. El que ha sido ya Exaltador de la Madrugá para la Hermandad del Nazareno y Exaltador de las Fiestas Patronales del Rosario, hizo gala de su magnífica prosa poética para presentar al pregonero, no sin antes anunciar la llegada inminente de la Semana Santa. Barba anunció a los presentes que el pregonero, fiel devoto de la Virgen del Rocío y de Jesús Cautivo, de que es costalero desde hace años, inició su trayectoria cofrade en la Hermandad del Nazareno, como muchos roteños, refiriéndose además a su trayectoria como docente y como representante municipal, como concejal, y su ligazón al mundo del deporte roteño como entrenador de los dos equipos de la localidad. Tras una breve semblanza vital, y un intenso llamamiento al pregonero para anunciar la llegada de la Semana de Pasión, Pablo Barba bajaba del escenario para dar paso a una nueva marcha procesional, en este caso 'Saeta Sevillana 'El Cachorro'', también de Pedro Gámez Laserna.

Entonces subía al estrado Manuel Laynez, que por espacio de unos 45 minutos sin duda sorprendió a los cofrades roteños por su aplomo, su sencillez, pero a la vez su capacidad de transmitir con la palabra precisa las vivencias de un cofrade que siente la Semana Santa desde la perspectiva propia de un costalero. Comenzó su pregón con una sentida oración, y con los agradecimientos propios a quienes le situaron en el papel de pregonero, además de a familiares y seres queridos. El pregonero dejó claro desde el principio que no se encontraban ante un gran orador, ni un historiador ni un experto teólogo. Que su pregón no estaría lleno de magníficas figuras poéticas, ni de datos históricos como el de muchos de sus precedesores, a los que rindió homenaje y respeto. Prometió al respetable que escucharían palabras procedentes del corazón de un cofrade, vivencias y recuerdos expresados de forma directa y sencilla. Con humildad, inició su pregón Laynez de los Santos, reconociendo la congoja y el resquemor que le produjo en el cargo de ser pregonero, pero que encontró la inspiración en el amor que siente por los titulares. Cada cofrade tiene un motivo, explicaba el pregonero, y el suyo ha sido hablar desde su corazón de costalero, porque "no hay nada más grande que ser por un instante los pies de Dios en tu pueblo".

El pregón de Laynez, acompañado en ciertos momentos por suave música ambiental, fue un pregón trabajado, compacto, y directo, pero en absoluto carente de hermosas imágenes y de una expresión poética certera. El pregonero recorrió la Semana Santa roteña según su visión, huyendo de la estructura clásica que recorre cronológicamente cada uno de los días, para hacer un retrato sembrado de sensaciones, olores, sabores, sonidos, y la devoción por sus titulares, destacando como no podía ser de otro modo, Jesús Cautivo. La lucha por encontrar la palabra correcta para trasladar el Misterio de la Pasión, sus momentos de recogimiento bajo las trabajaderas, y esa sensación de llevar sobre los hombros a un Dios vivo y cercano, que se acerca al pueblo, que visita a los enfermos, un Dios presente y no elevado en los altares.

Significativas fueron sus muestras de respeto a las cargadoras de la Esperanza del Calvario, "que desde hace una década y con muchas opiniones en contra se lanzaron a cargar a una Virgen por su barrio", y a los hermanos mayores de las Hermandades locales "que abandonan la comodidad del anonimato" para convertirse en guías de los colectivos humanos que son las cofradías, no sin dificultades.

En suma, un pregón elaborado, reflexivo, que ha huído del habitual discurso cofrade para mostrar el fervor de un creyente que a pesar de no considerarse buen orador, consiguió llegar directo al público con sus palabras. El pergonero finalizó su pregón llamando a los creyentes a salir a la calle en Semana Santa, a llenar las calles y las esquinas para vivirla no solo como manifestación cultural y artística, sino como penitencia.

El público despidió al pregonero en pie con un largo aplauso, para finalizar el acto con la interpretación de la clásica marcha procesional 'Amarguras', de Font de Anta, y la interpretación de los himnos de Andalucía y de España.

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