El tiempo en: Sevilla

Rota

Clasismo y machismo

Lo que encontró Odón fue una mujer libre, andaluza, formada y que no agachaba la cabeza ante el patrón

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai

Odón Elorza (Psoe/Psv) se cubrió de gloria el otro día con unos comentarios hacia Noelia Vera ( Unidos Podemos/Podemos) que rezumaban clasismo, andaluzofobia y cierto grado de machismo. ¿ Tu de verdad eres diputada? Esgrimia el político vasco ante los argumentos de la diputada gaditana. Luego y con mucha mala leche le espetó « Para ser andaluza eres más educada que yo». Y se quedó tan pancho.

Quizás Odón tuvo un lapsus relacionado con el orden social que conoce en las zonas pudientes del norte de España, que la mujer andaluza es sirvienta, pobre y sumisa. Que huye de las penurias de su tierra y debe servir y estar agradecida a sus patrones. Que los andaluces ( y menos las andaluzas) no tienen educación ni nivel intelectual para medirse a un hombre vasco, progre y muy leido.

Lo que encontró Odón fue una mujer libre, andaluza, formada y que no agachaba la cabeza ante el patrón, y es que cuestionar a la mujer andaluza y política en general es un hecho palpable. A Teresa Rodríguez un señor que no la conocía se permitió hacerle una broma de muy mal gusto por que es de Cádiz, y todos sabemos que en Cádiz no tendremos mucha educación pero graciosos somos una jartá.
El comentario del exconsul de Washington sobre Susana Diaz ridiculizando el acento andaluz y su apariencia y vestimenta. Nada nuevo, valorar a las mujeres políticas por su apariencia y vestimenta es un clásico machista. Lo de valorar sus cualidades intelectuales para otro día.

En 2007 Montserrat Nebrera ( PP), acusó a Magdalena Álvarez de tener un «acento de chiste».
Y claro, el acento andaluz es gracioso y de chiste. Y resta capacidad comunicativa. Y es de catetas no hablar un correctísimo castellano con sus laismos, sus ejjjque y su hegemonía de la corte y villa.
Y es que nuestras políticas se ven ante 3 dificultades.

El primero y más grave es ser mujer en un mundo diseñado para el hombre. Donde se valora la testosterona, la capacidad de mando y la agresividad ante los contrarios.

El segundo es ser del Sur del Sur. De la periferia pobre y humilde. De la comunidad autónoma que nutrió de trabajador@s a las zonas ricas del país.

El tercero es un concepto de clase. Los andaluces de clase obrera nutrieron las clases obreras de esas comunidades ricas. Y si eres mujer política andaluza y defiendes los intereses de la gente común tienes todas las papeletas para sufrir ataques clasistas.

Y es que estas actitudes no son más que el reflejo de una construcción social en España sobre una identidad andaluza que no es respetable. Y lo más gracioso de todo es que gran parte de la identidad española se construye desde una óptica plagada de tópicos andaluces.

Debemos exigir respeto a nuestra identidad, a nuestra forma de ser y de entender la vida ante estos ataques clasistas y machistas que sufren nuestras políticas que al fin y al cabo nos representan y representan la dignidad de una tierra, de un pueblo, de unas gentes que ha sido objeto de un colonialismo interno, de una discriminación en la construcción solidaria del proyecto España.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN