La expresión ´noche toledana´ se le atribuye a aquella que pasas sin dormir, porque un acontecimiento, de alguna manera te ha alterado, al punto de quitarte el sueño.
Tuve la suerte de presenciar los actos de inauguración de la temporada de playa de Rota, el pasado viernes 22 de Junio. El escenario para los artistas, se encontraba instalado en el mejor enclave posible: la playa de la Costilla. Todo hacía presagiar que la noche sería toledana. La fiesta preparada en las playas de esta tierra, galardonadas una vez más con diez banderas azules, haría honor a la expresión al inicio reseñada. Todo estaba coordinado para que los organizadores del evento, y los roteños mismos, ´sacáramos pecho´. Una tarde inolvidable en una ubicación magestuosa. El mar quiso ser cómplice de la belleza del conjunto esa tarde, aportando quietud y serenidad. El entorno y las circunstancias, hacían que se pudiese disfrutar de cada cosa que allí ocurría; daba igual si era el lugar donde se subirían los artistas, o en los alrededores. Fueron unas horas mágicas; de esas que perduran para siempre en el recuerdo de quien tuvo la suerte de encontrarse allí.
En el orden de actuación que les tocaba, se abrió el telón para ellos. Y permítanme la expresión, “volvieron a liarla”: la tarde se volvió toledana. Apareció esa gran artista roteña que baila como sólo ella sabe, junto a su grupo. A esta virtuosa del baile, tiempo atrás, quien suscribe, le dedicó una columna de opinión; la titulé, ´Sincronizadas en el tablao´. Y ahora viene la sempiterna frase de, “nunca me canso de verla bailar”.
Sin embargo esta vez dirijo mi atención a esa cantaora que la acompaña en la mayoría de las ocasiones: Alba Bazán. Una sanluqueña jovencísima que he escuchado tantas veces, que hace tiempo perdí la cuenta. Dado que sigo su trayectoria en los medios, soy conocedora de los éxitos cosechados por esta vecina de población, que últimamente parece que colecciona reconocimientos a una velocidad de vértigo.
Digo yo que los premios se otorgan porque, reunidos eruditos de la materia en cuestión, establecen que debe entregarse a alguien con determinadas aptitudes técnicas y artísticas. Sin embargo se queda sólo en eso, (nada más y nada menos). Por lo que admito que desde hace tiempo me ha rondado la idea de dedicarle un homenaje personal a esta ARTISTAZA, con mayúsculas. Y como digo, en su actuación magistral de ese viernes, me hizo ver que esta humilde aficionada a redactar de vez en cuando columnas de opinión, ya iba algo tarde con esta eminencia del cante flamenco.
Como decía antes, he escuchado a esta experta en poner la piel de gallina, muchas veces. Confieso que esa tarde su voz me llegó de manera más impetuosa y enérgica, a la vez que pulcra y nítida. Una melodía que sale de su alma; porque eso es lo que transmite. Por la razón obvia de que tenían que desfilar más artistas, su actuación no se extendió demasiado, pero a Alba Bazán, le bastan unos minutos de escenario para que a quienes nos gusta su arte, nos quedemos perplejos; atónitos, y suplicando al término de cada tema, que hubiese otro más.
Haber pasado por una experiencia vital, sin duda hace que se vea la vida de forma diferente. De un tiempo a esta parte pudiera parecer que valorase de forma algo desmedida, momentos como el que hoy estoy describiendo. Sin embargo, pienso que es ahora cuando lo hago en su justa proporción, y que quizá fuese ´antes de´, cuando quizá estuviese alimentada de cierta ingratitud ante estas cosas. Dicho de otra forma; estoy encantada de saborear como muy dulce, algo que los demás denominan como ´normal´ o ´cotidiano´. Y oír a esta experta en subir gradualmente la emoción de los espectadores en cada una de sus actuaciones, (al menos para mí), no tiene precio.
Lo bordó todo, incluido el estribillo de una sevillana de nuestros paisanos más reconocidos y mediáticos en ese género, donde dice; “en mi rincón salinero, del vuelo de una gaviota y el timón de un marinero, te estoy hablando de Rota, lo mejor del mundo entero”. Sencillamente no daba crédito a cómo la dueña del escenario en ese momento, transmitía semejante letra con un sentimiento propio de haber nacido en la tierra de las calabazas. Cantar con ese grado de pasión y vehemencia, -dada su juventud-, casi podría definirse de anacronismo.
Sanlúcar de Barrameda es grande por muchos motivos, entre los cuales se encuentra tener una voz como la de Alba Bazán; que más que una voz, es un sonido Divino al que hay que rendir pleitesía. Es innegable que transmite sentimiento, fuerza y pasión. Hace que su actuación sea recibida como el mayor regalo para aquellos que tenemos debilidad por este género musical.
De forma paralela a su interpretación, y a modo espontáneo, había gente que bailaba en la arena de la playa. Dos niñas de muy corta edad, también parecían estar disfrutando a su modo de esa inauguración; de esa grandísima voz. En alusión a la sevillana referida anteriormente, pensé que esas niñas no podían valorar la calidad artística de la persona que les estaba cantando para que ellas pudieran mover sus trajes en la arena; pero doy Fé que sus caras no podían irradiar más felicidad. Una de ellas, que después de esa noche se volvió a su lugar de procedencia, (Toledo), estará más que encantada seguro, de volver a oír esa gran voz, para mover torpemente su vestido; eso sí, con una cara de entusiasmo, de anuncio. Me consta que Alba hizo felices aquella tarde, tanto a quienes nos quedamos boquiabiertos en su primer ´quejío´, como a aquellos que oyeron prácticamente por primera vez, una sevillana. Porque, como dijo Joaquín Cortés, “La cultura del flamenco se siente y se lleva dentro y cualquiera puede enamorarse de ella”.
El reconocimiento de los premios, ni que decir tiene que es importante. Entiendo que el currículum de un artista se base a veces, en eso. Pero como dicen por ahí, con la cabeza se piensa pero con el corazón se sabe. Yo no soy una experta que tenga conocimientos de flamenco para conceder medallas, pero mi corazón sí supo aquel día lo que le estaba transmitiendo esa voz. El viernes fue distinto, otra vez. Sencillamente Doña Alba se enfundó el traje de, ´ser de otro planeta cantando´.
Ella es una privilegiada por tener esa voz, pero los que estábamos allí recreándonos en su arte, no lo éramos menos. Escuchar a Alba Bazán y quedarse impávido, son conceptos antagónicos.
Dedicado al cuadro flamenco improvisado en la arena de la Playa de la Costilla: el de Valentina y Ángela.
Cuidado con los sueños, que son sirenas del alma. Cantan, nos llaman, los seguimos y jamás retornamos. Gustave Flaubert. Novelista Francés