El tiempo en: Sevilla
Publicidad Ai
Publicidad Ai

El cementerio de los ingleses

Lo del libro de Bretón

Esta columna no es una defensa de este libro en concreto, sino la preocupación por que de aquí saquen la llave para traer de vuelta la censura

Publicado: 30/03/2025 ·
13:43
· Actualizado: 30/03/2025 · 13:43
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

VISITAR BLOG

Pocas veces el anuncio de la publicación de un libro llena tantas portadas y minutos de televisión como el relativo al libro de Luisgé Martín sobre el crimen de José Bretón. La polémica sobre si debe publicarse o no ese libro, El Odio, ha dado mucho que hablar y pensar a la sociedad en general. Personalmente, pienso que es muy triste que una noticia en el ámbito literario cobre especial relevancia sólo cuando Netflix quiere basarse en un libro para lanzar una serie o cuando lo acompaña un contexto tan macabro como el del parricida de Córdoba.

José Bretón secuestró a sus hijos, los drogó hasta la muerte y trató de hacer desaparecer los cuerpos haciéndolos arder entre cantidades industriales de leña y combustible. Recuerdo que, entre los restos de la hoguera, se encontró una mesa metálica cuya función era elevar aún mucho más la temperatura de aquella combustión para tratar de desintegrar los cuerpos. Sólo la aparición de unos pequeños huesos pudo dar fin a la incertidumbre sobre el paradero de los dos pequeños. Más tarde, se supo que el asesino había culpado a su ex mujer de lo ocurrido y había dicho que “si yo no los tengo, ella tampoco los tendrá”.

Desconozco el contenido del libro, pues su publicación se ha suspendido de forma indefinida. No obstante, la polémica, la suspensión de la publicación de El Odio y el anunciado boicot por parte de decenas de librerías, me preocupan sobremanera. No por lo que ocurra con este libro, cuyo concepto (insisto, sin conocer aún el contenido) puede parecernos deleznable o interesante según el caso; más bien, por el precedente que se puede crear fomentando el boicot o la no publicación de ciertos libros en otras casuísticas. Por ejemplo, antes de publicar Tú mataste a Dummpivampi, he publicado libros de narrativa erótica: ¿se imaginan que este precedente pudiera auspiciar una hipotética censura a ese libro si se diera un cambio en la sociedad hacia el puritanismo? ¿Se imaginan que vuelven oscuros tiempos pasados en los que la ideología pueda matar libros en el fuego o encerrarlos en algún almacén?

Esta columna no es una defensa de este libro en concreto, sino la preocupación por que de aquí saquen la llave para traer de vuelta la censura. Hoy se puede hacer por lo macabro del caso al que se refiere y el dolor de una madre revictimizada, lo cual comprendo y comparto. Mañana puede ser porque el libro no guste a según qué instancias de poder, porque meta el dedo en la llaga de alguno de esos poderes no electos que rigen el país o porque desentierre un conflicto ideológico que, por otra parte, nunca se ha ido del todo.

¿Se imaginan que se ordene el secuestro judicial de una revista satírica porque en su portada se caricaturiza al Rey con la Reina en la intimidad de su alcoba (por decirlo finamente)? ¿Se imaginan que se prohíba una portada por meterse con el Belén y, por tanto, ofender a los católicos? ¿Se imaginan censurar a un cantante porque su canción molesta a un presidente del Gobierno? En realidad, no hace falta. Si conocen El jueves, Mongolia o la canción Cuervo Ingenuo de Javier Krahe, saben ustedes que ocurrió. Y sí, me preocupa que esté pasando. Me inquieta que se pueda hacer sin disimulo. Me preocupa que El Odio sea la puerta para que el odio traiga la vuelta los autos de fe. Hoy, la censura al libro puede tener sentido por ser sobre un asesino; mañana, puede ser la puerta por la que traer de vuelta a la Santa Inquisición. U otra canción de Javier Krahe: La hoguera.

 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN