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Saboreando

El tiempo del buen tiempo

Aunque el invierno ha sido más lluvioso de lo habitual, este fenómeno no debe asustarnos, sino más bien enseñarnos sobre la importancia del agua

Publicado: 30/03/2025 ·
13:48
· Actualizado: 30/03/2025 · 13:48
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Autor

Pepe Oneto

Además de cocinero y docente culinario, comunicador, especialmente gastronómico, en prensa escrita, radio, televisión e Internet y escéptico por naturaleza

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Este espacio intenta humilde y modestamente contribuir en informar, formar y entretener

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En esta incipiente primavera de 2025, un aire renovador se siente en cada rincón. A medida que avanzamos en esta temporada que recién comenzamos a disfrutar, parece que el buen tiempo finalmente ha llegado. El invierno, que nos dejó una notable cantidad de lluvia, ha quedado  atrás y, con él, la incertidumbre de la sequía. Hoy podemos afirmar con satisfacción que, en parte, hemos vencido a ese desafío hídrico que tanto nos preocupaba. Este es un motivo para celebrarlo, ya que el agua es un recurso vital para nuestras vidas y nuestro entorno.

Sin embargo, es importante que no caigamos en alarmismos innecesarios. El clima, tal como siempre ha sucedido, sigue su curso natural. Históricamente, el invierno ha sido la estación de las lluvias y el verano la del calor. Estos patrones, que la naturaleza ha seguido durante siglos, no deben alterarnos. El tiempo es el que es, y aunque hoy en día nos enfrentemos a ciertos fenómenos climáticos más extremos, debemos entender que el ciclo de las estaciones sigue su curso predecible.

No quiero, en absoluto, dar la impresión de ser un negacionista. El clima es un hecho y las lluvias han llegado cuando deben llegar, al igual que el sol cuando se hace presente. A pesar de las fluctuaciones que experimentamos, debemos reconocer que el equilibrio climático sigue desempeñando un papel fundamental en nuestro entorno.

Es cierto que los retos ambientales a los que nos enfrentamos hoy son innegables y debemos ser conscientes de que es nuestra responsabilidad cuidar y preservar el medio ambiente. Nuestro planeta no solo es el hogar que habitamos, sino también el legado que dejaremos a las generaciones futuras. Cada acción que tomamos, cada decisión que hacemos en relación con el medio ambiente, impacta tanto en el presente como en el futuro. Por eso, más allá de las lluvias o el calor, debemos comprometernos con la conservación y el respeto por la naturaleza.

Aunque el invierno ha sido más lluvioso de lo habitual, este fenómeno no debe asustarnos, sino más bien enseñarnos sobre la importancia del agua y su papel esencial en nuestra existencia. Debemos alegrarnos de que la naturaleza ha hecho su trabajo, de que el ciclo de la lluvia ha seguido su curso. Sin embargo, no podemos ignorar las trágicas consecuencias que estos fenómenos han tenido como las pérdidas humanas y los devastadores daños materiales que han dejado atrás. Lamentamos profundamente estas tragedias y nuestras condolencias están con quienes han sufrido las consecuencias de los recientes temporales.

Los meteorólogos, con sus herramientas y conocimientos, nos ofrecen nombres para estos eventos climáticos. A veces, nos parece que el hecho de darles una etiqueta los hace más reales o más cercanos. No obstante, lo cierto es que la naturaleza sigue su curso y, aunque los efectos sean dolorosos, debemos aprender a enfrentar estas situaciones con resiliencia. Aunque parezca una obviedad lo que voy a decir, la primavera es la primavera, el verano es el verano, el otoño es el otoño y el invierno es el invierno. Por mucho que digan lo que digan, esto es así, siempre ha sido así, es así y así seguirá siendo por los siglos de los siglos. Cada una de estas estaciones tiene sus pro y sus contra. Esa es la naturaleza.

Finalmente lo más importante es que, a pesar de los desafíos, tenemos razones para mantener la esperanza. El agua que ha llegado es vital y aunque no podemos evitar que el clima siga su marcha, sí podemos prepararnos y adaptarnos para enfrentar lo que venga. La naturaleza tiene sus propios tiempos y nuestra tarea es vivir en armonía con ella, respetando sus ciclos y aprendiendo de ellos.

 

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