La cosa se está poniendo chunga. En cualquier momento los cuerdos aprietan el botón rojo y se acabó la historia. Entre Putin y Trump, que por cierto no sabemos si decir Trump o Tramp o Tromp, no paran de meternos el miedo en el cuerpo. Sin embargo, la UE ha advertido al personal europeo de lo que hay que hacer cuando estemos más para allá que para acá. Aconseja que hay que estar preparados para sobrevivir 72 horas. Bueno, tampoco pasa nada si el cuerpo aguanta unas horitas más. Después, no habrá más remedio que soltar la cuchara. Pero para remediar algo el mamarracho de guerra que se nos avecina por la cabezonería de esos dos personajes, dice que lo suyo es tener a mano un Kit de supervivencia. Ya se puede usted imaginar la que se ha liado en el manicomio, porque ningún loco sabía lo que era un Kit. Menos mal que nos hemos informado y hemos descubierto que Kit significa en inglés botiquín, lo cual quiere decir que aquí va a correr la sangre y que no va a haber tiritas para todos. Por eso estamos rellenando el Kit para que la gente no se queje después, si es que le van a quedar ganas de quejarse.
En primer lugar, la UE nos dice que tengamos preparada una radio de onda larga. Hemos comprado una muy económica, aunque no es muy larga, en el Pasaje de la Música, pero como sea una radio por cabeza, vamos apañados. Dice también que tengamos a mano bastantes medicamentos. Los locos ya tenemos preparado un barril de pastillas. Además no nos puede faltar bastante material de iluminación, como cerillas, mecheros, linternas… El problema es que se va a producir una oscuridad tan grande, que a ver quién da con las cerillas. La UE se descuelga también diciendo que tengamos lo necesario para cocinar pasta a la puttanesca, nombre que nos remite otra vez a Putin, pero de manera más clara y directa. Esta pasta lleva tomates y aceitunas, aunque tampoco sabemos si, cuando estalle todo, nos va a quedar algo de paladar para saborearla. Ojo, la UE recuerda que no se nos olvide el agua; pero en qué cabeza cabe, cómo se nos va a olvidar con la que llevamos metida en los huesos. Ah, otra cosa, asegura la UE que el pasaporte o el DNI, convenientemente plastificados, los llevemos encima, para que puedan identificarnos, cosa que vemos complicada, porque cómo van a identificarnos si vamos a estar hechos polvo. No creo que se refiera al carnet del partido, aunque muchos lo van a llevar en la boca como de costumbre sin necesidad de que se lo aconsejen. Hay que llevar también alimentos, latas en conserva, azúcar, harina, cerveza, vino, whisky… Además debemos llevar dinero, cuanto más mejor, aunque no sabemos dónde vamos a poder comprar algo después de que se aprieten los botones. Nos llama la atención que nos aconsejen llevar una navaja multiusos y mi opinión es que también carguemos con un jarrito de lata con lo apañado que es. Hasta ahí lo que nos aconseja la Unión Europea. Sin embargo se olvida de algo que es elemental: el móvil, sabiendo que es imprescindible, aunque para recargarlo tengamos que frotar dos piedras y con mucha suerte salte la chispa.
Después de todo lo dicho, está claro que ahí fuera hay tíos y tías que deberían estar encerrados en este manicomio y que a nosotros nos deberían dejar libres en la calle, porque producimos menos miedo.
Los locos preferimos que los presuntos cuerdos nos asusten con el coco o con el hombre del saco.