El río Guadalquivir, el Coto de Doñana y Sanlúcar son los escenarios que más instantes han ocupado la retina de los Hermanos Anillo. Nacieron y vivían en una choza ubicada en lo que hoy es el Parque Nacional de Doñana bajo el amparo de unos padres, Cristóbal y Pepa, que les enseñaron, sobre todo, valores como la humildad y el esfuerzo.
Hoy, varias décadas después, esos valores perduran en los cuatro hijos fruto de este matrimonio que subsistía criando un huerto en las arenas de Doñana, y que, en los años 50, eran los encargados de cruzar a los guardias civiles que vigilaban este espacio. Más tarde llegarían los turistas extranjeros interesados en Doñana.
Con 20 años, Cristóbal Anillo y su hermano Pepe, fueron hasta Cádiz y llegaron cargados de un camión lleno de chatarra: de ahí surgiría la primera plataforma flotante que daría cobijo a las embarcaciones con las que los rocieros comenzaron a cruzar el Guadalquivir, dando origen al tradicional paso que hoy acoge a miles de personas.
Cuando con 20 años, Cristóbal fue a la sucursal bancaria de Sanlúcar para pedir un préstamo con el que adquirir su primera ‘barcaza’, su madre, ‘La Pepa’, fue una pieza clave. El banquero no quiso concedérselo a aquel joven al que junto a las ganas, su madre avalaba por honestidad y capacidad de trabajo. Y así empezó una historia que en estos días ha visto sus frutos con la puesta en funcionamiento de la ‘Única Pepa’, porque para Cristóbal y sus tres hermanos, su madre “era única”.
Más de 500 invitados se dieron cita el miércoles por la tarde en el pantalán de Bajo de Guía para conocer el barco que suma el número 16 en las embarcaciones de las que dispone la empresa de los Hermanos Anillo y que, a partir de este verano, ha comenzado a recorrer las aguas de la desembocadura del río Guadalquivir como un recurso turístico que pretende poner en valor las excelencias de una Sanlúcar que tiene en ese barrio de esencia marinera, Bajo de Guía, uno de sus principales exponentes de la gastronomía que atrae cada año a miles de visitantes. Si a la ecuación le sumamos Doñana, nos encontramos con más de 200.000 pasajeros anuales que hacen uso de las barcazas de los hermanos Anillo quienes, pese a su éxito, no han olvidado los pilares sobre los que se asienta este nuevo proyecto. “Un genio de alma noble, a Cristóbal le ha enseñado la universidad de la vida, y se ha doctorado”, fueron las palabras que el padre Antonio Jesús Jaén Rojas, párroco del Carmen de Bajo de Guía y encargado de oficiar la ceremonia de bendición de ‘La Pepa’, dedicó a Cristóbal Anillo durante la misa en memoria de sus padres, Cristóbal y Pepa, y su tío José, referentes en la historia de una familia que es “gente grande y buena gente”.
El barco, que esta semana ha comenzado a surcar el litoral sanluqueño, es “el mejor tributo” que los hijos de Cristóbal y Pepa, han podido dedicarles. Hace tres años que comenzaron las obras en este barco, de 43 metros de eslora, 12 de manga y capacidad para 550 personas, en el que han invertido 2,3 millones de euros. En el acto de inauguración, los trabajadores que han dado forma a este sueño de los hermanos Anillo, ‘La Pepa’, tuvieron un papel protagonista. César Cadaval y Pichuli fueron los padrinos del barco, que también contó con la presencia de el torero José Ortega Cano o el futbolista Dani Guiza. Junto a ellos, muchos residentes en Bajo de Guía que aplaudieron un atractivo más para Sanlúcar. Una idea sobre la que incidió el alcalde de la ciudad, Víctor Mora, quien valoró la “puesta en funcionamiento de otro atractivo turístico más para Sanlúcar, que vive un momento dulce desde el punto de vista turístico. Todo el que viene se enamora de Sanlúcar y repite”, dijo.