El Sevilla fue aplastado por el Girona y acabó perdiendo por 5-1 en Montilivi. El cadáver hace mucho tiempo que huele, pero el equipo y el club no reaccionan y con cada jornada se acerca más a la Segunda División. No hay nada a lo que agarrarse, o esta plantilla reacciona en algún momento o sólo queda esperar que haya tres equipos aún peores.

Visto lo visto, podría entrar en los planes de todo el mundo que el Sevilla no regresara de Montilivi con los tres puntos, con lo que no se podía contar era con un ridículo como el que se pudo ver. El equipo nervionense fue sobrepasado de inicio a fin por el líder de la clasificación, que le endosó una manita sin sufrir.

Los de Quique Sánchez Flores se pusieron por delante en los primeros compases del partido gracias a un tanto de Isaac Romero. En diez minutos el Girona le endosó tres goles, gracias a un hat trick de Dovbyk. Hubo los mismos fallos de siempre y Dmitrovic no falló a su habitual cantada de cada partido.

Lejos de reaccionar el conjunto nervionense entregó la cuchara y acabó recibiendo otros dos tantos más. El equipo ni tiene, ni es capaz. Con varias semanas en el cargo, ya se le puede apretar a un entrenador que sólo ha conseguido que su equipo haga algo en liga en el primer partido que dirigió.

La situación es realmente complicada. Si esto lo viera un médico ya le diría al sevillismo que se hiciera a la idea de lo peor. No hay razones para ser optimistas y pensar que no se va a seguir sufriendo de aquí al último minuto de la última jornada de liga.

Mientras el barco sigue hundido parece que nadie es capaz de dar la cara y sacar esto a flote. Continúan pasando las jornadas y el club sigue al borde del precipicio. Esta jornada se ha salvado de caer a los puestos de descenso porque sus rivales directos no han ganado. Si no despierta, será cuestión de tiempo.