Carlos Aristu, secretario general de CCOO Sevilla, apuesta por la movilización social para revertir las políticas postaustericidas en defensa de lo público, pero pide políticas alternativas ilusionantes ante la discriminación de la mayoría social y frente al incumplimiento de las empresas. Y esgrime la representatividad de su sindicato, 40.000 afiliados en la provincia, un sindicato fresco y con mucha cantera.
Acaba de fallecer un trabajador en el Puerto y uno de sus caballos de batalla es la lucha contra la siniestralidad
–Una persona fallece en la provincia cada 16 días, en los últimos 10 años han muerto en torno a 250 personas sólo en Sevilla. Es de una gravedad social importante. Sigue habiendo una cultura de incumplimiento generalizada en las empresas, en muchos sectores. Y falta sensibilización social. Cada muerte es evitable, algo ha fallado y normalmente siempre obedece a un incumplimiento de la ley por parte de la empresa que quiere ahorrarse un poquito.
¿La clave está en la inspección?
–No podemos tener un inspector en la puerta de cada empresa. Lo que necesitamos son empresas que cumplan la ley.
¿Es más grave en las subcontratas?
–Que haya subcontratación supone ya una externalización de un trabajo, abaratar un coste, entre otras cosas, en prevención. Y si encima le juntamos jornadas intensivas o 40 grados, lo multiplicamos. El calor es ya un factor de riesgo en Sevilla, en torno a 180.000 trabajadores se ven condicionados en épocas de alta temperatura. Las empresas están obligadas a adaptar la forma de trabajar.
¿Pero no se adaptan esos horarios?
–No, todavía no hemos dado el salto. La empresa está obligada a evaluar cómo adaptar la organización del trabajo. El calor no solamente afecta a la construcción, afecta a un mogollón de empresas, gente que trabaja al aire libre y en naves industriales que se ponen en 50 grados... Otra cosa es que el empresario entienda y se consiga un cambio de actitud. Y actualizarse un poquito. Lo que no tiene sentido es que en Sevilla, en julio, haya hoteles de lujo que tienen a sus camareros trabajando al aire libre con chaleco y camisa de manga larga por estética.
Ya que tocamos el turismo, ¿habrá tasa turística? Primero, a convencer a la Junta...
–Va a haber tasa turística, eso lo sabe hasta Moreno Bonilla. ¿Cuándo? Cuando se tenga la responsabilidad de buscar una fórmula de consenso porque las capitales la necesitan para gestionar políticamente el turismo. Si el alcalde no lo dice públicamente, con la suficiente entereza, es que prioriza la obediencia al presidente frente a su propia opinión y el interés y consenso que hay en Sevilla.
Si hay consenso, ¿qué falla?
–Políticos valientes y que estén a la altura. El turismo está ya motivando un efecto negativo en zonas saturadas y sobre el precio de la vivienda, a niveles de la burbuja inmobiliaria. Cuando uno dice que no caben más alquileres turísticos, cuando se coge la Alcaldía, tienes que cumplir, y cuando uno gobernó y no reguló, ahora en la oposición tiene que buscar una fórmula de consenso.
¿Cuál sería esa fórmula en Sevilla?
–Todos han convenido en que no cabían más alquileres turísticos. Y no caben más mientras se regulan los existentes y se intervenga en el precio de la vivienda.
¿En la moratoria está la clave?
–La moratoria es clave. Otra cosa es que llegue un consenso. Es su obligación, por responsabilidad política, luego se echan las manos a la cabeza por la baja participación electoral, especialmente en barrios donde la gente peor lo pasa.
La falta de consenso es frustrante
–La frustración acaba en desafección democrática. Por eso existe Vox o Alvise.
Listas de espera, esperanza de vida según barrios, pobreza cronificada… ¿La evolución del capitalismo lleva a un modelo de desigualdad crónica?
–Claro. Ahora nos encontramos el post-austericidio, una sociedad aún más desigual, gente empobrecida y en una precariedad de la que sólo se puede salir con políticas públicas valientes y decididas. Debe haber una movilización porque cuando alguien muere nueve años antes por vivir en un barrio y no en otro, no hay razón más palmaria que darle la vuelta a las cosas. La desigualdad no viene del cielo, viene de políticas de discriminación acumuladas en el tiempo.
¿Se ha perdido el discurso en defensa de lo público?
–La gente percibe que cuando va a pedir una cita y puede tardar un mes, genera inseguridad. Eso hay que canalizarlo y no siempre se consigue, pero ha habido importantes movilizaciones en materia de defensa de la sanidad pública. En Andalucía se han hecho 5 rebajas fiscales para beneficiar a 8.000 andaluces, mientras se precariza el sistema público de Salud a costa de que haya en la provincia 200.000 personas esperando una intervención quirúrgica y que se van a morir muchos de ellos por el camino.
Pero nada cambia...
–Lo que quizás falta es, además de la movilización social, una agenda política alternativa que sepa canalizar e ilusionar a esa gente.
Hablamos de las izquierdas, ¿no?
–De las izquierdas que están llamadas a encontrar una agenda ilusionante. Tú vas a votar si te ilusiona.
A nivel nacional lo intentan con la jornada laboral pero sin éxito con la patronal
–La patronal es que se ha subido al monte. Han decidido tomar una actitud más al servicio de partidos de la derecha que del interés de la mayor parte de las empresas, asfixiadas por actitudes monopolísticas. ¿A quién representa la patronal? ¿Al grande o al pequeño, que son más? Todos los años hay 2 millones de horas extras fuera de norma. Esa es la cultura empresarial que hay, la que hay que cambiar, por ley o por acuerdo, pero para eso hace falta dirigentes empresariales con altura de miras.
¿También en la provincia?
–En la provincia hace tiempo que esperamos que se sienten en la mesa para hacer propuestas de interés general.
¿No hay negociación pero sí acuerdos institucionales?
–Ni está ni se la espera. Están en las mesas cuando hay reparto económico. CCOO tiene 40.000 afiliados, somos autosuficientes, no necesitamos de ningún acuerdo económico para seguir funcionando. Me gustaría saber cuántos afiliados tienen las organizaciones empresariales de esta provincia y si son capaces de sostenerse por sí mismas. Nosotros nos legitimamos por la afiliación, 40.000 en la provincia, y seguimos siendo la primera organización sindical en Sevilla, en Andalucía, en España y en el conjunto de los sectores productivos. Somos un sindicato fresco, que además hemos renovado a la mitad de nuestros representantes sindicales, gente nueva, joven, de nuevos sectores... hay cantera, hay futuro y hay CCOO para rato.
¿Cuáles son los retos de CCOO este año?
–Tenemos convenios colectivos importantes negociándose y por negociar. Siderometalúrgico, limpieza, quizás las invisibles de esta economía sevillana, y otros paralizados como comercio o madera porque no hay patronales o no tienen ni siquiera la legitimación para poder negociar. La patronal tiene que mirárselo. Y la CES no asume la responsabilidad de propiciar esa representación.
Y el frente de la privatización de la universidad y la formación ¿no?
–El gobierno de la Junta, siguiendo el modelo de Madrid, ha decidido privatizar el servicio público universitario, asfixiando financieramente a las universidades públicas a la vez que en sólo dos años hemos pasado de una a cinco universidades privadas incumpliendo los mínimos requisitos que se les exige a una pública. Esto es intencionado. Y se está haciendo algo parecido en la Formación Profesional, transformando el derecho de la gente joven de acceder a un sistema universitario o de FP en un puro negocio privado. Aquí hay chiringuitos universitarios privados que no tienen ni oficina en Andalucía. Y en la Formación Profesional está pasando lo mismo, abriendo la puerta a los piratas del sector para que se instalen aquí y hagan negocio. Y eso se para con movilización porque, a la chica callando, esto es desmontar los principales instrumentos de cohesión social, sanitario, educativo, de protección social, hay que pararlo.