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Martes 16/04/2024  

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La decisión: el adelanto electoral

Las razones económicas invocadas para un adelanto electoral andaluz no cuadran con las previsiones del Banco de España

Publicado: 11/04/2022 ·
08:28
· Actualizado: 11/04/2022 · 08:29
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  • Juanma Moreno y Elías Bendodo. -
  • Moreno trataría de frenar la creciente valoración negativa de su gestión y la de la Junta de Andalucía

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, dio un paso más el Viernes de Dolores en su cambio de discurso sobre el ciclo electoral y declaró en Córdoba que está en un periodo de reflexión y se tomará la Semana Santa y la siguiente “para tomar una decisión” sobre un posible adelanto de las elecciones en Andalucía, que en condiciones normales deberían celebrarse el próximo otoño.

Moreno alega que le dicen que “con las turbulencias económicas o la inflación lo mejor es que el Gobierno (de la Junta) se constituya en verano para que a la vuelta de las vacaciones pudiéramos enfrentarnos a la situación económica”.

El problema para el presidente andaluz es que la decisión que deba adoptar está condicionada por la Ley Orgánica de Régimen Electoral, la cual establece que deben transcurrir 54 días desde la publicación en el Boletín Oficial de la Junta del decreto de disolución del Parlamento hasta el día de la votación.

Si está invocando la situación económica como la causa del probable adelanto electoral no parece lógico que fije en día laborable, con el coste económico añadido para las empresas y la Administración, la fecha de la cita con las urnas. Ello nos llevaría, como suele ser habitual, a una votación en domingo.

CALENDARIO DE JUNIO

Como deben transcurrir casi dos meses entre la convocatoria y las elecciones, el escenario nos lleva al mes de junio si, como dice Moreno, lo mejor es que el nuevo Gobierno andaluz se constituya en verano. No hay que olvidar que dicha estación entra oficialmente el 21 de dicho mes y que tan sólo diez días después empiezan las vacaciones estivales.

El domingo 5 de junio tiene el gran inconveniente de que después de dos años de suspensión por la pandemia está previsto el día grande de la romería del Rocío y no parece adecuado convocar elecciones para esa fecha con miles y miles de peregrinos en la aldea almonteña.

Si las elecciones se celebraran el domingo 12 de junio Juanma Moreno tendría como fecha límite para el decreto de convocatoria el 19 ó20 de abril, según se interprete la norma. Pero recuérdense sus palabras de que se lo pensaría durante la Semana Santa y la siguiente, semana que no concluye hasta el día 23 de abril.

Esas dos semanas de periodo de reflexión coincidirían además con el tiempo mínimo que se da el PP para que lo que espera sea el “efecto Feijoo” empiece a notarse en las expectativas electorales del partido con un incremento en la intención de voto en su favor, un hipotético efecto de arrastre del nuevo líder nacional del que supuestamente también se beneficiaría su gran aliado interno, Juanma Moreno, en unos comicios en Andalucía.

Por estas consideraciones, el domingo 19 de junio se perfila como el día clave, cuando todavía los andaluces no están pensando en preparar las maletas para el primer éxodo vacacional del verano. Así, también Juanma Moreno tendría más margen de maniobra para seguir construyendo el nuevo relato justificativo de la convocatoria de elecciones anticipadas.

El 19 de junio impondría como fecha límite para la disolución del Parlamento el 26 ó27 de abril, periodo más que suficiente para haber acabado de deshojar la margarita.

MES Y MEDIO DE GUERRA

El líder ruso, Vladimir Putin, ordenó la invasión de Ucrania el 24 de febrero. Hasta el 6 de abril, fecha en que empezó a hablarse desde la Junta de un posible adelanto electoral por el empeoramiento de la situación económica y de la subida de precios como consecuencia de la guerra, habían pasado 42 días.

En todo ese tiempo hemos sufrido los efectos del conflicto bélico en el alza de los carburantes, la energía y la cesta de la compra en general, pero Juanma Moreno, Juan Marín y Elías Bendodo siguieron manteniendo el mismo discurso sobre la necesidad y conveniencia del agotamiento de la legislatura siempre que la oposición y Vox no boicotearan las iniciativas del Gobierno andaluz en el Parlamento y porque -decían- la estabilidad política era clave en contraste con otras comunidades para atraer inversiones a Andalucía.

Ni la oposición ni Vox han tumbado últimamente ninguna iniciativa del Consejo de Gobierno. Es más, incluso al día siguiente de hablarse del probable adelanto electoral permitieron la aprobación de dos proyectos de ley en la Cámara.

La única y nueva coartada que le queda a Juanma Moreno es hablar de las “turbulencias económicas y de la inflación” para constituir un nuevo Gobierno a lo largo del verano.

BANCO DE ESPAÑA

Sin embargo, esa coartada se la había desmontado con antelación el Banco de España, que el 5 de abril divulgó sus previsiones económicas. El organismo supervisor estima que la inflación seguirá en tasas elevadas, del orden del 10%, hasta justamente el verano pero que a partir de entonces bajará de forma gradual hasta cerrar el año con una media del 7,5%. La tendencia a la bajada de precios se consolidará en los años siguientes, con una tasa del 2% en 2023 y del 1,6% en 2024.

El Banco de España cree que podría producirse en todo caso una recesión meramente técnica (dos meses consecutivos con crecimiento negativo) pero no una contracción económica, ya que el año acabará con un crecimiento del 4,5%, crecimiento que será del 2,9% en 2023 y del 2,5% en 2024.

Por tanto, no hay previsión de más “turbulencias económicas” ni de más inflación a partir del verano que justifiquen un adelanto electoral, sino todo lo contrario: de progresiva bajada de los precios y de crecimiento.

LOS BARÓMETROS

En el repentino cambio de discurso de Juanma Moreno y su equipo debe haber algo más, un trasfondo. ¿Por qué el 6 de abril y no antes empezaron a hablar de adelanto electoral? Ese día se conoció el último Barómetro de Opinión Pública de la Fundación Centra, dependiente de la Consejería de Presidencia, pero lo más interesante es comparar los Barómetros interanuales (de marzo de 2021 a marzo de 2022) para ver la evolución de factores clave y porque también en ese periodo se produjo el cambio de liderazgo en el PSOE andaluz (Juan Espadas, 23 de julio de 2021).

La valoración de la gestión de la Junta.

Se observa que desde junio del pasado año la valoración del presidente ha caído entre los andaluces. Aunque ahora es el único aprobado (5,6 puntos), hace nueve meses rozaba el 7 (6,93). Su grado de conocimiento también ha disminuido, aunque también le ocurre a la mayoría de los políticos andaluces, algo carente de sentido.

No sólo ha caído la valoración de Juanma Moreno, sino también la de su Gobierno. En junio había un 13,3% de andaluces que consideraban muy buena la gestión de la Junta. Ahora son sólo el 8,1%. Si en septiembre más de la mitad de los andaluces valoraban la gestión como buena, ahora son sólo poco más de un tercio (34,1%). La calificación de regular la otorgaban sólo el 8,8% en septiembre. Ahora son el doble (17,6%). La valoración como mala, que bajó al 13% en junio, ha subido al 27% ahora. Y la muy mala, que fue del 4,4% de los andaluces, ahora casi se ha triplicado: la dan un 11,9%.

VOTOS Y ESCAÑOS

La estimación de voto del PP, el partido del presidente, llegó a superar el 38% en septiembre. Desde entonces ha caído en 4 puntos: un 34%. Y la traducción en escaños, que en la horquilla máxima llegó hasta los 52 en junio (a tres tan sólo de la mayoría absoluta), ha bajado hasta los 44.

Además se ha acelerado el desplome de las expectativas de su socio de Gobierno, Ciudadanos (Cs): la estimación de sus votos ha caído a la mitad (del 8% al 4%), y la de escaños, a un tercio: de 7 a 2. Un augurio de debacle si se recuerda que cosechó en las últimas autonómicas el 18,3% de los sufragios y logró 21 escaños.

En paralelo ha vuelto a dispararse la intención de voto de Vox: 19% del electorado y 22 escaños, lo que dejaría a Moreno en manos de la ultraderecha, que a cambio de revalidarle la Presidencia podría exigir la entrada en su Gobierno, como en Castilla y León.

Aunque el Barómetro le otorgue al PP más escaños que a la suma de toda la izquierda, donde Espadas sólo ha conseguido recuperar un par de diputados de los que le atribuía el Barómetro a Susana Díaz pero sin alcanzar ni de lejos el grado de conocimiento de ésta (92,3%), el sondeo denota que el Gobierno de coalición PP-CS está sufriendo en los últimos meses un significativo desgaste que afecta tanto a la valoración del presidente como del Ejecutivo, un desgaste que Juanma Moreno trataría de evitar que se incremente convocando elecciones cuanto antes.

EL PARO

La clave no es el Covid ni la gestión sanitaria de la pandemia, en lo que basó Espadas su estrategia desde la aparición de la variante Ómicron, ya que ahora son el octavo y vigésimo problemas, respectivamente, en la escala de preocupaciones de los andaluces. La cuestión esencial, señalada como el problema número uno por el 53,8% de los andaluces, es y ha sido siempre la misma: el paro, máxime cuando Juanma Moreno prometió crear 600.000 empleos. Tomó posesión cuando había 808.763 andaluces sin trabajo y ahora son 811.870 (3.107 más; un +0,38%).

El presidente se defiende diciendo que esta cifra hay que ponerla en un contexto de crisis por la pandemia y, a continuación, por los efectos en la inflación (carburantes, energía y alimentos) de la guerra de Ucrania. Sin embargo, el contexto ha sido el mismo para Pedro Sánchez y en similar  periodo se  ha pasado en España de 3.285.761 parados a 3.108.763 (-5,38%). Es decir, Sánchez ha creado 176.998 empleos.

En el contraste puede radicar la causa de la creciente desafección de los andaluces con la Junta y su presidente, el motivo de fondo para adelantar las elecciones antes de que empeore aún más el descontento social.

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