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Sevilla

Sevilla le debe el agua que bebe a Melonares

Sevilla se habría quedado sin agua en verano de no ser por el pantano de Melonares

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  • Embalse de Melonares -
  • También la ciudad habría entrado en estado de emergencia hace tres años
  • Es la principal conclusión que recoge el que fuera director de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Juan Saura, en una ponencia

Sevilla y su área metropolitana estarían probablemente captando en estos momentos agua del río si no estuviese construido el pantano de Melonares. Es la principal conclusión que recoge el que fuera director de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Juan Saura, en la ponencia que ha preparado para el XI Simposio del Agua en Andalucía, que está previsto que se celebre del 13 al 16 de noviembre de 2023, en Granada.

En este estudio, Saura compara las últimas sequías y simula qué hubiera ocurrido durante la actual escasez de agua si Sevilla no hubiese contado con el pantano de Melonares. La conclusión es que la capital de Andalucía y parte de su área metropolitana (la suma de la población servida por Emasesa y Aljarafesa asciende a casi millón y medio de personas) se hubieran quedado sin agua al final del reciente verano y, probablemente, sus habitantes estarían como en 1995, captando agua del río Guadalquivir, según recoge Manuel J. Florencio en su blog.

Juan Saura afirma en su ponencia que si bien la sequía de los años 90 del pasado siglo ha sido ligeramente la más dura desde el punto de vista estrictamente pluviométrico, la presente tiene peores registros en lo que es más importante desde el punto de vista de garantía del abastecimiento de Sevilla: los recursos entrantes a los embalses, al haberse producido una disminución del coeficiente de escorrentía, muy probablemente por efecto del cambio climático y la elevación de la evapotranspiración.

A pesar de esa mayor dureza en cuanto a recurso fluyentes de esta sequía actual, el trabajo realizado a lo largo de estos treinta años en el aumento de la eficiencia en el uso del agua, la construcción del embalse de Melonares y la colaboración de los ciudadanos en el buen uso del agua ha dado lugar a un menor impacto al día de hoy en el abastecimiento, sin llegar a la situación límite de octubre de 1995, cuando sólo había agua para tres meses en toda la cuenca del Guadalquivir y, milagrosamente, las fuertes lluvias del otoño e invierno 95/96 llenaron los embalses.

La construcción del embalse de Melonares se ha demostrado esencial para la garantía del abastecimiento. Como puede verse en la simulación de lo que hubiera ocurrido en esta sequía sin el pantano de Melonares, los embalses del abastecimiento se hubieran quedado sin agua hace meses; se habría entrado en EMERGENCIA en el verano de 2020, y tras un ligero remonte en el invierno/primavera de 2020, en el verano de 2021 se habría vuelto a estar en EMERGENCIA, con agotamiento paulatino total de los recursos hídricos propios de la UTE – SEVILLA.

Gráfico número 3.

Gráfico número 4.

En los Gráficos 3 y 4 se puede ver la línea de recursos (Volumen inicial en Octubre de 2018 más Aportaciones del periodo 2018/2023) y la línea de demanda acumulada en esos años incrementada en evaporación y caudal ecológico (Línea recta creciente). La diferencia entre líneas de  recursos y demandas nos da el volumen simulado embalsado que hubiera habido sin Melonares, que es la línea naranja que desciende  hasta cero  al final del pasado verano. Se observa que la recta de demandas supera a la de recursos a final del periodo considerado, lo que habría dado lugar a  volumen cero en ese momento

La situación habría exigido la aportación hasta la fecha actual de unos 200 hm3 de recursos externos al sistema, la mayoría procedentes del río Guadalquivir, cuyo nivel de calidad es muy inferior al del agua de Sierra Morena.

Y todo ello a pesar del significativo aumento de la eficiencia en el uso doméstico del agua desde los años 90 hasta la fecha, en que está ligeramente por encima de los 100 litros/habitante/día, cuando en los años 90 se acercaba a los 180 litros por habitante y día. La colaboración ciudadana ha sido esencial. Igualmente, la disminución de pérdidas en la red ha sido muy importante. Se ha bajado la dotación bruta por habitante a 240 litros, frente a los casi 400 litros al comienzo de la sequía de los años 90.

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