Un
nuevo convenio urbanístico ha puesto
en jaque a la Asociación para la Defensa del Patrimonio y vuelve a tener como foco la
Avenida de la Palmera, en este caso una parcela declarada como
solar ruinoso que va a ser
segregada de la finca principal, la Clínica de Fátima, para solventar la venta forzosa que le obliga la ley pero, a la vez,
poder edificar conforme al PGOU y no con las
limitaciones del plan de protección de la zona, que requeriría de un plan especial.
Según el documento facilitado por Joaquín Egea,
presidente de Adepa, el convenio firmado el pasado 28 de junio entre
Urbanismo y los propietarios de Fátima Patrimonial, tiene por objeto concretar los
compromisos para la ejecución de obras de edificación de un
solar anexo a la clínica y sujeto a
venta forzosa por incumplir el deber de construir, siendo la última prórroga en julio de 2021.
El convenio establece que deberá solicitarse
licencia a los seis meses de inscribirse el acuerdo, que fue el 3 de julio; seis meses para el inicio de obras tras concederse la licencia; 30 meses de ejecución y un mes para solicitar la licencia de ocupación tras el fin de las obras, mientras que la propiedad deberá
desistir de todos los recursos a su inclusión en el registro de solares y edificaciones ruinosas.
El
detalle que ha llamado la atención de Adepa es que,
para formalizar el convenio y poder evitar la venta forzosa del solar, el convenio incluye la
segregación de la parcela en cuestión, de forma
trapezoidal y que linda con Bueno Monreal, Palmera, la actual Clínica de Fátima y el colegio mayor Guadaíra, con una superficie de
553 metros cuadrados, de forma que se independice de la
finca matriz, clasificada como unifamiliar aislada y SIPS, es decir, Servicios de Interés Público y Social.
Según Egea, “como no se puede ampliar la edificabilidad, aumentar dimensiones ni tamaños,
segregan la parcela y construyen de acuerdo al PGOU sin tener en cuenta las circunstancias de todo el conjunto histórico”, lo que a su juicio es un “
subterfugio legal”, ya que la parcela al completo está dentro del
Plan de Protección de la Palmera, por lo que no se podría construir a no ser que tuviera un plan especial.
“
Es una forma de eludir tanto trámite”, resumía Egea, que dejaba claro que así sí se podría agregar, como en otros casos que se han visto en la Palmera, “una cuarta planta con ático retranqueado”, un “
negocio redondo mientras me sigo cargando el regionalismo y el paisaje urbano” de la zona, motivo por el que han pedido información sobre el desarrollo del convenio, “y
a que no se sabe qué se va a construir”.
“
No notamos absolutamente ningún cambio” en la nueva Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente con respecto a los anteriores, aseguraba Egea, que criticaba que se quiera celebrar el centenario de la Exposición de 1929 “si no hay respeto al 29”, poniendo como ejemplo la
carpa que se está montando para los Grammy en la Plaza de España, que definió de
“boda cateta de pueblo”. “Dejen en paz el regionalismo y respételo un poco”, decía.
En el mismo sentido, el arquitecto José García Tapial recordaba que la
Palmera nunca ha tenido un tratamiento unitario sino que está dividido en cuatro tipos de protección, siendo la de mayor protección la zona del conjunto histórico, cuando lo primero que habría que hacer es
“unificar el planeamiento” sobre toda la zona.
García Tapial, junto con el letrado
Ángel Alarcón, ha recordado que Adepa tiene recurrido en el
Contencioso Administrativo la licencia de obras de la residencia de Palmera 38, y aún están en el ámbito de los
recursos municipales en la Gerencia de Urbanismo
la licencia del hotel de la finca de Palmera 1, con un aspecto común en todos, que si hay contradicciones entre diferentes artículos del planeamiento, el artículo 122 establece que
prevalece siempre “la menor edificabilidad y el menor impacto paisajístico”.
Desde Adepa han recordado el
coste en indemnización y demolición que implicaría para el Ayuntamiento si finalmente les dieran la razón en los tribunales, porque esto
“va a ser largo”, y que va a ser “mayor” si tanto la residencia de estudiantes como el hotel
están en pleno rendimiento. “
No puede ser el dinero la escusa para dejar destruir el patrimonio”, resumían, recordando
José Ferrari, de la asociación
Palmera Agenda 2029, ya calculó que
el Ayuntamiento había dejado de percibir entre 5 a 6 millones en plusvalías por el exceso de edificabilidad en la Palmera.