Cumplidos cinco años de aquella coalición entre PP y Cs que permitió el desalojo del PSOE de la Junta de Andalucía, el que fuera vicepresidente del Gobierno andaluz, Juan Marín, ha confirmado lo que era un secreto a voces, que sufrió “dos años de presiones” por parte de la dirección nacional de su partido para desalojar a Juanma Moreno de San Telmo, hacer una moción de censura con el PSOE y que Ciudadanos obtuviera la Presidencia de la Junta.
Esta es una de las revelaciones que ha realizado Marín, ahora presidente del Consejo Económico y Social de Andalucía y expulsado, como bien ha recordado, de Ciudadanos, en un encuentro informativo organizado por Europa Press junto al actual vicesecretario de Política Autonómica y Municipal y Análisis Electoral del PP y entonces consejero de Presidencia, Elías Bendodo, considerados dos de los artífices del acuerdo que permitió que el PP se hiciera con la Junta y allanara su actual mayoría absoluta.
Según Marín, que asegura que “ahora lo puedo contar”, con él como vicepresidente de la Junta, “me pegué dos años soportando a mis compañeros de la dirección del partido en Madrid” para que se rompiera el acuerdo con el PP-A y se promoviera una moción de censura con el PSOE-A, y que Ciudadanos se hiciera con la Presidencia de la Junta.
“Yo no me sometí a eso”, apuntaba, “querían matarme, los míos, no esta gente”, decía en referencia al PP, que incluso aseguró que le trataban mejor que sus compañeros de partido, cuya desaparición ha achacado a una “crisis interna con falta de dirección absoluta", donde el partido "no sabía dónde iba", un "pollo sin cabeza" en la que no se tomaban las decisiones adecuadas.
Los gobiernos de coalición, si funcionan, son mejores que los de mayoría absoluta
El encuentro ha servido para que ambos reivindiquen, en un tono distendido y sin las presiones de un cargo de Gobierno en la Junta, aquel acuerdo y lo que ha supuesto para el cambio en Andalucía. Las palabras de Bendodo, "los gobiernos de coalición, si funcionan, son mejores que los de mayoría absoluta", resumen buena parte de esas reflexiones.
Los dos han puesto en valor la importancia de un acuerdo que “parecía imposible”, que fue la coalición entre PP y Cs pero con el apoyo parlamentario de Vox, pero se consiguió porque había “amistad, lealtad y, sobre todo, una hoja de ruta” y el resultado, a juicio de ambos, es que se ha conseguido que los "andaluces vuelvan a sentirse orgullosos de ser andaluces" y que esta tierra sea una "locomotora del país y no vagón de cola".
Para Bendodo, ese gobierno de coalición entre PP-A y Cs fue fruto de una verdadera "política de altura", no de esa "política de altura" de la que ahora habla el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que consiste en "comprar siete votos al precio que sea", defendiendo que las decisiones que ellos tomaban se hacían "con luz y taquígrafos", cada semana, en el seno del comité de enlace para mantener la estabilidad del Gobierno. "Ahora la moda es reunirse fuera de España en un cuarto oscuro", decía en referencia al mediador en Ginebra que verifica los acuerdos entre PSOE y Junts.
"Se hizo de la necesidad virtud; Andalucía necesitaba el cambio, y todos pusimos lo mejor de nosotros mismos por el cambio", aseguraba Bendodo, apuntando que "los gobiernos de coalición, si funcionan, son mejores que los de mayoría absoluta".
Marín insistía en que ese pacto se pudo forjar y durar hasta el final por "había confianza y lealtad" entre las partes y el resultado, tras cinco años, está en los datos, que son "objetivos": crecimiento económico por encima de la media, bajada de la tasa de paro y líder en creación de autónomos.
Incluso con nostalgia, aseguraba sentirse "muy orgulloso de haber participado en ese Gobierno de coalición" porque se hizo “un buen trabajo" y con "lealtad con un proyecto que no es otro que Andalucía".
También apuntaba que ellos no necesitaban ningún "verificador" porque lo que firmamos, lo evaluábamos, "nos sentábamos todas las semanas y las cosas se cumplían", mientras que sí ha criticado que haya políticos que "se amarran a un sillón a cualquier precio", en referencia a Pedro Sánchez, señalando que sí hay una división importante en España entre ciudadanos que piensan que la amnistía es "un atropello a sus derechos" y los que intentan "justificarla con la boca pequeña".