La
saturación de los tribunales mercantiles supone un
impedimento más para la
resolución de conflictos entre empresas, a lo que se une que en España, como en Europa, está
“poco consolidada” la cultura del arbitraje, una fórmula que puso en marcha la
Cámara de Comercio de Sevilla y el Colegio de Abogados a través de la ahora
Corte de Arbitraje y Mediación y que ha permitido
solventar litigios a través de
74 arbitrajes y 10 mediaciones, dando servicio a un
centenar de empresas y por valor de
unos ocho millones de euros, aunque
cinco de ellos corresponden
a un solo acuerdo de gran entidad.
Conflictos societarios o reclamaciones de cantidad entre empresas son los
principales asuntos que ha tratado desde el año 2020 la
Corte de Arbitraje y Mediación de Sevilla, que ha dejado de llamarse Asociación para el Ejercicio de la Mediación y el Arbitraje (Asemarb), y que ha ofrecido sus servicios a un
centenar de sociedades, muchas de ellas del
ámbito de la construcción y la ingeniería. De hecho, entre sus 74 arbitrajes y 10 mediaciones existe uno destacado
entre importantes empresas de ingeniería y obras, que se saldó con un acuerdo por valor de
5 millones de euros, de los ocho millones que pueden estimarse se han solventado en estos cuatro años.
Como destaca quien hasta la renovación de los órganos era el
gerente de la Corte de Arbitraje y Mediación, Carlos Rodríguez Díaz, que también ha ejercido como árbitro mediador, la
confidencialidad impide dar los
datos de las empresas que acuden al arbitraje o mediación, pero aunque la cultura del arbitraje no esté consolidada en España, sí que ofrece grandes
ventajas con respecto a la Justicia, dada la saturación que sufre el ámbito mercantil.
Así, el servicio de arbitraje y mediación ofrece en primer lugar una
reducción de plazos importante, ya que “los
procedimientos se resuelven en seis meses”, mientras que en segundo lugar ofrece una
especialización que a un juez de lo Mercantil, con una amplia legislación que abordar, le es difícil alcanzar. De esta forma, la
designación del árbitro permite que el mediador esté especializado en el
aspecto concreto en el que se centra el conflicto entre empresas. A estos se une que “las partes
pueden regular las reglas del juego, si es en el ámbito judicial, todo es más rígido”, explica Rodríguez Díaz.
Cualquier empresa puede acudir a este servicio de mediación y, aunque se centró en un primer momento
en las sevillanas, la aspiración es la
internacionalización de la Corte, donde desarrollan muchas empresas sus proyectos y, de camino, también
competir con otras cortes similares, especialmente en Iberoamérica, un nuevo “nicho de mercado”.
Aunque la actividad de la Corte se centra
más en el ámbito privado, también actúan con
la administración pública, siempre que tengan
cláusulas arbitrales en el contrato, aunque lo normal es que sea a través de
empresas públicas que sí actúan como una
sociedad mercantil como tal.
Como una sentencia, el
laudo arbitral es de obligado cumplimiento y, como ejemplifica Rodríguez, el
resultado depende del procedimiento, puede alcanzarse una estimación
parcial o el total de la reclamación, aunque el objetivo es que
el servicio sea "satisfactorio" y que la empresa
confíe de nuevo en la Corte para un futuro conflicto.
Renovación en la Corte de Arbitraje
Hace algo más de una semana, la
Corte de Arbitraje y Mediación de Sevilla, además de modificar su nombre, celebraba su Junta Directiva y se procedía al relevo de su
presidencia, conforme a sus estatutos, de modo que asume ahora el cargo
Óscar Fernández, decano del Ilustre
Colegio de Abogados de Sevilla, relevando a
Francisco Herrero, presidente de la Cámara de Comercio, que ahora será el nuevo
vicepresidente.
Tanto el Colegio de Abogados como la Cámara de Comercio consideran esta Corte de Arbitraje y Mediación como el
“fruto de una alianza estratégica” y quieren acercar a particulares, empresas y profesionales del sector la
resolución de conflictos de una forma económica y eficaz, permitiendo llegar a acuerdos de la forma más rápida posible.
Para ambos, la
mediación supone una
herramienta al servicio de la competitividad de las empresas sevillanas y pretende resolver conflictos que surgen en el ámbito mercantil. “
Se lucha así contra el colapso actual que sufre la Administración de Justicia y se ofrece la mediación como una herramienta para descongestionar los juzgados y tribunales”, apuntan.
En comparación con el procedimiento judicial frente al Juzgado de lo Social, este proceso de negociación “permite un
amplio margen de maniobra a ambas partes para alcanzar un acuerdo satisfactorio y reducir así costes y tiempos”, un servicio que acerca a particulares, empresas y profesionales la resolución de conflictos de una forma “económica y eficaz, permitiendo llegar a acuerdos de la forma más rápida posible”. Es una
nueva herramienta para resolución de conflictos que sirve para reducir el número de litigios que llegan a los juzgados puesto que
no está destinada sólo al mundo de la empresa, y autónomos, sino también a la
resolución de conflictos entre personas físicas, insisten.
Entre otros acuerdos adoptados, destaca la
creación de un consejo asesor de expertos en mediación y arbitraje como órgano externo de asesoramiento para el desarrollo y crecimiento del centro.
La
Cámara de Comercio de Sevilla y la Junta de Andalucía, de hecho, colaboran en un
proyecto piloto para
potenciar esta vía extrajudicial de conflictos aprovechando la experiencia de su asociación de arbitraje. Por ello, el consejero de Justicia, Administración Local y Función Pública, José Antonio Nieto, se reunió hace un año con Francisco Herrero para avanzar en esta iniciativa.
Precisamente, el presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla y de AICO, Francisco Herrero, mantuvo encuentros sobre estos aspectos durante la
Cumbre Mundial de Mediación Empresarial celebrada en Valladolid en mayo, con la Ministra de Justicia, Pilar Llop; con el presidente de la Cámara de España, José Luis Bonet; con el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; el presidente de la Cámara de Valladolid, Víctor Caramanzana y distintos organizadores la cumbre.