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Sevilla

El delegado de Fiestas Mayores y la historia de los Reyes Magos

Manuel J. Florencio da su visión de lo ocurrido con la cabalgata de Reyes del Polígono Sur y hace una particular sugerencia

Publicado: 05/01/2024 ·
20:48
· Actualizado: 06/01/2024 · 09:54
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  • La cabalgata-pasacalles del Polígono Sur. -

Les invito antes que nada a leer la magnífica crónica de Carmen del Toro en la edición de Viva Sevilla del pasado 3 de enero (2024) titulada ‘Los Reyes llegaron al Polígono Sur ¡en pasacalles y el día 2 de enero!’, porque no tiene desperdicio.

A modo de introducción a este artículo, la resumo: la Delegación del Distrito Sur del Ayuntamiento hispalense decidió sustituir (¿se habría atrevido el Consistorio a hacerlo en otro distrito de la ciudad?) la tradicional cabalgata de Reyes del barrio, que cada año se celebra en la mañana del día 6 de enero, por un sucedáneo a modo de pasacalles el martes 2 de enero y provocó un estado de confusión mental en los niños, que al paso de la comitiva preguntaban a sus padres: «¿Vienen esta noche los Reyes Magos?».

Un líder vecinal clamó contra el gobierno de Sanz, con estas palabras: «Estamos jugando con la ilusión de los chiquillos; estamos hablando de algo de un calado más grande; no nos ponemos en el sitio de los chiquillos, a los que estamos confundiendo».

El delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, salió a la palestra a hacer el equivalente al taurino quite providencial a su colega del distrito, que si no me equivoco debe de ser el famoso Pepelu (José Luis García) de los tiempos de Zoido, y tuvo la ocurrencia de decir que para justificar la anomalía del sucedáneo de cabalgata cinco días antes de la fecha habitual y no provocar una esquizofrenia a los niños del Polígono Sur se les tenía que haber contado que los Reyes Magos estaban por allí «de acampada».

En un principio pensé en darle un palo periodístico a Alés por tratar así de salir del paso del políticamente incorrecto pasacalles que ha cabreado tanto, de viva voz y mediante las redes sociales, al vecindario del Polígono, cuyo sentimiento de marginación se ha incrementado por el desprecio municipal, pero luego, bien mirado, la espontánea ocurrencia del delegado de Fiestas Mayores se me antoja un rapto de genialidad al que puede sacársele un extraordinario partido si tanto el Polígono como el Ayuntamiento la hacen suya en vez de ignorarla.

Al igual que aquel personaje de Molière que hablaba en prosa sin saberlo, Alés, sin ser historiador, ha completado con un razonamiento cargado de pura lógica la historia de los Reyes Magos. La única referencia a ellos en la Biblia aparece en Mateo 2:1-12, uno de los textos que forman parte del Nuevo Testamento: “Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.»”.

En su largo camino hasta Jerusalén para adorar al Niño Dios, los Reyes Magos tuvieron que acampar previamente, ya que si venían de tan lejos debieron dar descanso a sus camellos, para no reventarlos, y descansar también ellos mismos dentro de sus jaimas. Y según el ahora Papa emérito Benedicto XVI en uno de los libros (‘La infancia de Jesús’) de su trilogía sobre Jesús de Nazaret  Sus majestades no venían de Oriente, como se ha creído tradicionalmente, sino de Tartessos, una zona que los historiadores ubican entre Huelva, Cádiz y Sevilla.

Queda, pues, clarísimo y todo concuerda con la genial explicación de Manuel Alés: como los Reyes Magos eran en realidad andaluces, en su camino hacia Jerusalén tuvieron que hacer un alto para descansar ellos con sus animales y acampar. ¿Y dónde acamparon? ¡En el Polígono Sur! Ahora se comprende plenamente por qué cuando llegó al Ministerio del Interior el exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, no construyó la prometida comisaría de Policía dentro del Polígono, sino fuera de sus límites. Dios le inspiró a que no la hiciera, para que se mantuviera libre el descampado en que hace más de dos mil años acamparon los Reyes Magos, con el fin de que dos milenios después Sevilla pueda conmemorar allí aquel acontecimiento vinculado a la historia de Jesús.

No, contrariamente al argumento de ‘Navigalia’, ese ‘mapping’ que ha montado en esta Navidad el alcalde Sanz y al que algunos maledicentes (¿serán del entorno de Espadas?) llaman «de la pulmonía» por el frío que allí se pasa, los Reyes Magos no llegaron por el río Guadalquivir, sino, según la genial interpretación histórica de Alés, por vía terrestre a través del Polígono Sur, donde previamente acamparon, una acampada como la que en 1248 (¿en Valme? ¿en Tablada?) tuvo que hacer otro Rey, San Fernando, antes de conquistar la ciudad.

Manuel Alés, que ha hecho honor así a su condición de delegado de Fiestas Mayores, ha sentado las bases para crear en Sevilla una nueva tradición, con lo que gustan aquí las tradiciones: la acampada de los Reyes Magos. Y así, con el curso de los años, nos la envidiarán fuera y nos la podrá copiar Málaga, como nos copia ahora la tradición del Heraldo, que data de 1997. Para que luego diga José Luis Sanz que Málaga nos lleva la delantera.

Todo cuadra de tal manera en los designios celestiales que la acampada de los Reyes, deducida con plena lógica por Alés a raíz de la lectura del episodio en el Polígono Sur para darle así un nuevo motivo de ilusión a la grey infantil en vez de confundir sus mentes, ha de celebrarse el día 2 de enero de cada año, es decir, justamente al día siguiente del Nacimiento de Cristo y dos días antes de la llegada del Heraldo al Ayuntamiento anunciando a Sus Majestades de Oriente, que estarían aguardando en su campamento con jaimas y camellos del Polígono Sur a entrar en la capital de Andalucía como etapa en su viaje a Belén para tomar el oro de la Torre del mismo nombre, ya que el incienso y la mirra los cogerían en otros sitios, por el camino.

En Bérchules, municipio de Granada, se fue la luz una Nochevieja y no pudieron celebrar en condiciones el ritual de las uvas con las doce campanadas de fin de año, por lo que para compensar a los nativos emigrantes decidieron recrear la Nochevieja cuando aquéllos volvieran de vacaciones, en pleno verano. Nació así una nueva tradición, ya plenamente consolidada, la ‘Nochevieja en agosto’. Supieron convertir un problema, un imprevisto, en una oportunidad.

En el Polígono Sur deberían hacer lo mismo: en vez de indignarse con el delegado del distrito y el de Fiestas Mayores por convertir su cabalgata en un mero pasacalles cuatro días antes de tiempo, tendrían que tomarle literalmente la palabra a Manuel Alés y exigirle al Ayuntamiento que a partir de ahora les instaure, allí y para toda Sevilla, una nueva tradición, con toda su parafernalia (desde ‘mapping’ a lo que haga falta) alrededor: la Acampada de los Reyes Magos.

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