El Sevilla no levanta cabeza. No hay manera. Este viernes ha caído derrotado ante el Deportivo Alavés por 2-3, en un duelo en el que encajó dos tantos muy rápido, empató el marcador y vio cómo su rival se llevaba el partido en el 90.

El equipo sigue gafado y cada día se le complican las cosas un poco más. Se encontró con un rival que llevaba 70 años sin ganar en el Pizjuán y que no había ganado un sólo partido fuera de casa esta temporada, pues rompió la mala racha en Nervión.

Los de Quique Sánchez Flores salieron mal al partido y el Alavés se puso por delante con mucha facilidad. En la primera mitad tuvo tres ocasiones claras y mandó dos a la jaula. Ni si quiera la dupla formada por Ramos y Marcao, que debe ser la titular, es fiable.

El nuevo entrenador hizo algunos cambios que le sentaron bien al equipo y que provocaron el empate, pero en una de las últimas jugadas el Alavés volvió a marcar y se llevó el gato al agua.

El sevillismo lleva ya tres meses sin ver una victoria de los suyos en casa. El Ramón Sánchez Pizjuán se ha convertido en un estadio fácil para sus rivales.

El efecto del nuevo entrenador duró sólo un partido, el del Granada, desde entonces tres derrotas consecutivas y un barco que se sigue hundiendo. Mucho va a tener que hacer Víctor Orta para arreglar esto. La situación es más que urgente y él es señalado para traer a futbolistas que solucionen esto, porque los que están, no valen.

El Sevilla se asoma aún más al precipicio, si Celta y Cádiz hacen los deberes esta jornada, los de Nervión caerán a los puestos de descenso.