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Sevilla

Los atlas resucitados del pintor Álvarez Gordillo se adueñan de las callejuelas de Sevilla

Dibuja y pinta retratos sobre mapas extraídos de atlas del siglo XIX y "pega" copias de estas obras en rincones del casco antiguo de la capital hispalense

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Álvarez Gordillo, con algunas de sus obras.

Álvarez Gordillo, con algunas de sus obras.

Álvarez Gordillo, con algunas de sus obras.

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El artista gráfico Antonio Álvarez Gordillo dibuja y pinta retratos sobre mapas extraídos de atlas del siglo XIX y para promocionar su trabajo efectúa "pegadas" de copias de estas obras en esquinas y rincones del casco antiguo de Sevilla, en lo que él mismo ha denominado como su "marketing de guerrilla".

En los dos últimos años esos dibujos sobre mapas se han convertido en parte del paisaje urbano de la ciudad y, como están firmados y remiten a una red social, no son pocos los turistas que se han puesto en contacto con el artista para encargarle alguna obra, por lo que ha dicho a EFE que su "marketing de guerrilla" está dando resultados.

"El trabajo del artista plástico es muy solitario, te puedes pasar toda la vida en el taller y morirte sin que nadie se entere, como le pasó a la fotógrafa Vivian Maier", ha comentado con humor Álvarez Gordillo para explicar su decisión de llevar sus obras a la calle mediante estas "pegadas", muy frecuentes entre artistas anglosajones y latinoamericanos en sus respectivas áreas geográficas.

Nacido en Utrera (Sevilla) en 1969, grabador de formación, los retratos de Álvarez Gordillo son de un realismo fotográfico que, curiosamente, conjuga con los mapas que les sirven de fondo, de modo que en unos los perfiles de mares y océanos son respetados por el artista, de manera que el dibujo sólo se extiende por la tierra firme, y en otros sus trazos ocupan la totalidad del papel.

Ni grafiti ni cartelería

El primero de los mapas que el artista pegó en un pared fue en una superficie metálica de un parque junto al Guadalquivir, operación que efectuó a las cuatro de la madrugada por no saber que reacciones podía suscitar: "Legalmente no sabía donde estaba, y luego está la guerra contra el grafiti, aunque lo mío no es grafiti sino que estaría más cerca de la cartelería comercial de papel".

En cierta ocasión, cuando acabada de fijar una de sus obras a una pared se dio de bruces con una patrulla de la Policía Nacional, uno de cuyos agentes le confesó que era admirador de su obra y que en cierta ocasión, en una calle del barrio de San Lorenzo, le tuvo que llamar la atención a un individuo que estaba tratando de despegar una de la pared de un edificio en ruinas.

Esa es quizás la anécdota más simpática que ha vivido con su trabajo, aunque también las ha tenido de carácter sentimental, como la del antropólogo que le ha encargado un retrato de su madre y de su hija sobre el mapa que él mismo empleó durante años para un laborioso trabajo de campo -un mapa sobre el que, ha señalado Álvarez Gordillo, trabaja con el máximo cuidado por tratarse de una pieza insustituible-.

"Con los cartógrafos ya no es tan fácil, o me aman o me odian, porque lo que hago, en definitiva, es destruir mapas, los intervengo con lápiz, tinta, acuarela, grafito...", ha señalado al explicar que los mejores mapas son los procedentes de atlas anteriores a 1880, antes de la industrialización del papel, cuando aún el papel se confeccionaba con telas de algodón.

Mapas de Musolini

"Los mapas también cuentan historias de sus usuarios y por eso son un buen soporte para trabajar; he encontrado uno con dibujos de peces y de una ballena que hizo un escolar en mil ochocientos y pico, todo lo cual es muy útil a la hora de hacer la obra", ha señalado mientras muestra un ejemplar de un gran atlas italiano de los años veinte, en una edición dedicada a Mussolini.

Ese atlas italiano es una de las curiosidades que se encuentra en su búsqueda de mapas por internet, ya que suele adquirirlos a través de la red en sus países de origen, principalmente Francia, Alemania y Reino Unido, y que atesora en su pequeño estudio del barrio de San Julián, junto a una terraza en la que pinta oyendo las campanas de la Macarena.

Hace seis años Álvarez Gordillo leyó "El conocimiento secreto", del pintor británico David Hockney, lo que unido al descubrimiento de la obra del también británico Ed Fairburn, quien pinta sobre planos de ciudades, le hizo replantearse toda su actividad creativa y encauzarla por los dibujos sobre mapas.

Esa circunstancia unida a su convencimiento de que "el artista tiene que formar parte de la sociedad en la que vive" fueron los que le llevaron a sacar sus obras a la calle, convirtiendo sus dibujos sobre mapas en arte callejero:

"Se trata de un arte efímero, porque todo el arte callejero lo es, pero también es algo que ha revolucionado el arte porque ya hacía tiempo que la vanguardia se había vuelto académica; el callejero es un arte sin ánimo de lucro, un arte para todo el mundo". 

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