En 15% del producto interior bruto de Sevilla procede directamente del
turismo, un sector en el que la
sostenibilidad comienza a calar profundamente, especialmente en los
hoteles, que ya aplican medidas para
ahorrar agua, apuestan por las
energías verdes, intentan eliminar el plástico y reducir el papel, además de optar por el
reciclaje, aunque también se enfrentan al
reto de que
conjugar ser sostenible con la cuenta de resultados, algo que pasa por
implicar a los propios
equipos de trabajo pero también al
cliente, para que su
apuesta verde sea también una v
entaja competitiva.
“No hay futuro sin sostenibilidad”, decía contundente el presidente de la Asociación de Hoteles de Sevilla y Provincia, Manuel Cornax, en un encuentro organizado por Eco-One, una startup que centra su actividad precisamente en aportar soluciones a los hoteles para ayudarles en su ruta verde, conscientes de que
“cada hotel es un mundo” y así lo pusieron en evidencia la
decena de establecimientos andaluces que se reunieron para poner en común cómo avanzar hacia un
compromiso que ya no tiene vuelta atrás.
Hay cadenas, como Soho Hotel, que tienen
controladores de caudal para reducir el consumo de agua (
35% de ahorro) y tienen un sistema de
aprovechamiento de aguas grises, aunque el esfuerzo mayor lo han tenido que poner en su t
rabajo interno, en concienciar a sus empleados, aunque su representante, Álvaro Armenteros, reconocía que es
difícil trasladarle ese compromiso al cliente. En el mismo sentido se expresaba Felipe Madurga, de Casa del Poeta, con un hotel que sólo consume
productos de cercanía, de
proveedores locales, recicla todo y aprovecha lo que no se consume, que
teme que ser sostenible se vea como una pérdida de calidad o perjudique su reputación, porque luego te llega un cliente de lujo “y te pide 15 toallas”.
Porque
eliminar los plásticos quitando las dosis individuales de gel o pedir al cliente que opte por
no cambiar las sábanas o las toallas si no están sucias no siempre se entiende como una
cuestión de sostenibilidad, si no simplemente de ahorro de costes, cuando no es así, aunque muchas veces la solución está "en la creatividad". Pedro Agudo, de Bella Vista, explicaba que tuvo que sustituir las dosis individuales por
botes “pero de una marca de primer nivel”, centrarse en la gestión de
residuos más en cocina y restaurante (
“no llego al 100% pero sí al 80%) o poner un
punto de carga de vehículos eléctricos “que no vamos a verle el dinero”, mientras en Casa 1800 han optado por llegar a un acuerdo para
reciclar las cápsulas de café o ofrecer al cliente la posibilidad de
plantar un árbol (a través de una ONG)
si opta por no hacer la habitación al día, relataba Francisca García, de Casa 1800.
Los problemas de los BIC y comunicar, hacia dentro y hacia fuera
Precisamente esta cadena tiene un problema muy similar al de los paradores, como relataba el director del Parador de Carmona, Félix Lobo Iglesias: son
edificios BIC o están en entornos monumentales protegidos, lo que les
impide poner una placa fotovoltaica o tienen que pasar unos t
rámites muy largos y con un coste muy elevado, cuando la cuenta de resultados siempre tiene que compensar. Para ellos se les ofrecían
trajes a medida: adaptar las instalaciones de energías verdes a su hotel, comprar energía verde que se produzca en otros entornos o estabilizar los precios con instalaciones propias, les decía Jesús Lebrot de Conecta2.
La
plantilla es algo fundamental para la cadena H10 Hotels, precisamente la que acogía el encuentro, en Casa de la Plata, en el centro de Sevilla. “
Primero el equipo, más que el cliente”, decía Bernart Sillauren. Han optado por
homogeneizar su estrategia de sostenibilidad en todos sus establecimientos y sus
trabajadores son los primeros en estar comprometidos recibiendo
formación específica, que ha tenido su retorno: “que te expliquen por qué y para qué separas residuos, ahorras agua, quitas plásticos o productos químicos es más motivador”, aunque reconocía que no en todos se ha implantado con la misma facilidad pero “algunos
hasta te mandan iniciativas”, lo que también refuerza la apuesta del hotel, frente al cliente y frente a otros establecimientos, “una competitividad sana”.
Porque esa
apuesta debe ser una
ventaja competitiva. “Nuestra edificación es sostenible desde cero”, decía Severino Bonmartín de Giralda Center, pero “
no lo transmitimos, el cliente no percibe en qué tipo de hotel está”, apostando en ese mismo momento por iniciar una
estrategia de comunicación y marketing (vía QR, tótem o vídeos) para que su visitante sepa que apuestan por la sostenibilidad y hacerlo así partícipe.
“N
o sólo lo valoran, sino que demandan un compromiso”, decía Saray Castaño, de Don Ramón Casa Palacio Sevilla, confirmando lo que ya decía Cornax: “
No hemos sabido explotar que somos un destino respetuoso”, por lo que animaba a que les estimule el comentario positivo, porque “
pronto se penalizarán los destinos y hoteles no sostenibles”, relatando que puede ser más perjudicial un comentario de un turista alemán, más comprometido con el medio ambiente, que la queja de otros procedentes de países con costumbres menos sostenibles, aunque sea un cleinte de lujo.