Unas obras para realizar unas conexiones hidráulicas en Herrera (Sevilla), han sacado a la luz los restos de una construcción de la época romana, que refuerza los estudios sobre la existencia de un asentamiento en la zona, con las termas descubiertas en 1990 como uno de los principales indicios.
Según han informado a EFE fuentes del Ayuntamiento, los restos de la vivienda romana han salido a la luz después de realizarse una serie de catas en el terreno debido a las citadas obras hidráulicas, y se ha podido encontrar, entre otras cosas, un muro de 60 centímetros de diámetro de mampostería, el suelo de lo que podría ser un edificio ya que es una mezcla de cal, arena y cerámica y restos de distintas cerámicas.
Los arqueólogos que han estudiado lo encontrado entienden que todos los indicios, sobre todo los restos cerámicos, indican que lo encontrado pertenece a la época romana.
Los estudios de prospección arqueológica geofísica que se realizaron en 2018 sobre el terreno ya indicaron que había importantes edificaciones en el terreno contiguo a las termas romanas, que el Ayuntamiento adquirió para futuras excavaciones.
Las termas romanas, abiertas al público como recurso turístico y cultural, cuentan con una importante cantidad de mosaicos y superficies marmóreas, todo ello descubierto casualmente en 1990 al construir un canal contra inundaciones.
Algunos de los mosaicos muestran la representación hispánica más sobresaliente de un combate de boxeo, en los que se aprecia a dos boxeadores desnudos con un árbitro vestido con una túnica, que lleva una vara con la que azuzar a los púgiles en caso de mostrarse demasiado defensivos o para detener golpes prohibidos.
Supone una de las representaciones que mejor han llegado a la actualidad de unos combates que, en la antigüedad, no tenían delimitación de tiempo ni se dividían en asaltos, sino que duraban hasta que el árbitro declaraba el final del combate o uno de los contendientes se retirase alzando el brazo y el dedo índice, pidiendo clemencia.
El mosaico, denominado "Pugilator", está realizado con materiales como la caliza, jaspe y cuarzo, y tiene una gran variedad de colores, entre ellos celeste, rosa, rojo, naranja, ocre, marfil, blanco, negro y varios tonos de verde.
Hasta ahora, lo descubierto en Herrera ocupa una extensión de unos 500 metros cuadrados, y desde 2007 es Bien de Interés Cultural.