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Sevilla

Deslucida función, a plaza llena, en la Maestranza

El mal juego del encierro de Jandilla y el tibio acierto de la terna han sentenciado el resultado de la decimoprimera corrida del abono sevillano

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MIÉRCOLES DE TOROS EN LA MAESTRANZA.

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El mal juego del encierro de Jandilla y el tibio acierto de la terna han sentenciado el resultado de la decimoprimera corrida del abono sevillano que, pese a la escasa ilusión que había despertado entre los aficionados, logró colgar el cartel de ‘no hay billetes’ gracias a ese público de aluvión que puebla los tendidos en los últimos tiempos.


El éxito empresarial no se puede discutir demasiado. El cartel, concebido para este festivo ferial y en la yema de la semana de farolillos, había logrado colgar el quinto "no hay billetes" de esta feria triunfal que ya encara su recta final. Otra cosa, parece ser que bien distinta, era el escasísimo interés que había despertado en el aficionado que, visto lo visto, es una minoría irrelevante.

El éxito taquillero hay que entenderlo en la idiosincrasia del público ocasional que ahora puebla los tendidos de la plaza de la Maestranza que ha perdido, hace tiempo ya, esa voz única que la hacía reconocible. De un día para otro la plaza es otra y la geografía humana de los tendidos no responde al antiguo y añorado patrón.

Cosas de los tiempos. El caso es que la corrida acabó respondiendo a la escasa fe que se tenía en ella, máxime cuando los toros de Jandilla, una de las vacadas imprescindibles en el elenco ganadero de la Feria de Abril, no respondió a su extensa e intensa hoja de servicios.

Pero hay que salvar un par de toros, sobre todo ese primero de noble y enclasado pitón derecho que volvió a enseñar las peores costuras de un Manzanares periférico, paseante y vociferante que no fue capaz de conjuntar ni armar la faena que demandaban las cualidades -cogiditas con alfileres- del ejemplar de Jandilla.

Tampoco iba a terminar de concretar nada con el cuarto, un toro marcado con el hierro de Vegahermosa, al que toreó en línea y apoyado en la voz. El toro tampoco estaba por emplearse en los engaños del diestro alicantino que escuchó las muestras de impaciencia del público cuando se apercibió que aquello no iba a ninguna parte.

Talavante iba a sortear un segundo geniudo y violento –malo sin paliativos- al que mató por arriba. El diestro extremeño tampoco se iba a dar coba alguna con el quinto, al que toreó templado en los lances de recibo. Pero aquello no podía ir a ninguna parte. El toro no tenía clase ni calidad y se acabó rebrincando en la muleta de su matador que acabó cortando por los sano

Cerraba el cartel el toledano Tomás Rufo, un joven matador que ya conoce el sabor de la Puerta del Príncipe por partida doble. Tuvo delante un tercero que iba a protagonizar uno de los momentos más intensos de la tarde al estar a punto de derribar el caballo que montaba Manuel Espartaco que perdió el equilibrio tras dejar un gran puyazo. El varilarguero de Espartinas quiso repetir la suerte pero volvió a estar a punto de caer y marró el lance.

Rufo inició su faena de rodillas y el toro pareció romper con un puntito de picante. La faena iba a perder después el hilo aunque Rufo descubrió muy tarde la profundidad del pitón derecho en tres muletazos diestros sin soltar la embestida. Hubo un amago de arrimón, pinchazo y estocada y hasta una tibia petición de trofeo que se quedó sin atender.

El toledano se iba a marchar a la puerta de chiqueros para recibir al sexto en medio de un clima de cierta frialdad. Lo lanceó por delantales antes de empeñarse en una faena sin hilo, rumbo y argumento –el toro era tan distraído como soso- que acabó de impacientar al público. Una fea estocada baja dio fin a un festejo tan aburrido como previsible.

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FICHA DEL FESTEJO:

Se lidiaron seis toros de Jandilla aunque el cuarto llevó el hierro filial de Vegahermosa. El primero, un punto flojo, se salvó de la quema general por su buen pitón derecho. También tuvo algunas posibilidades, pese a sus desigualdades, el tercero. El resto del envío osciló entre el genio del segundo y las escasas opciones del resto.

José María Manzanares: ovación y silencio.

Alejandro Talavante: silencio y silencio

Tomás Rufo: ovación y silencio

Entre las cuadrillas, fue muy ovacionado el picador Manuel Jesús Ruiz Román tras picar al tercero.

Undécimo festejo de abono de la Feria de Abril, con cartel de "no hay billetes" (12.500 espectadores), en tarde primaveral.

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