La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla ha abierto el proceso para autorizar la gestión del servicio de alquiler de 1.400 bicicletas eléctricas por un periodo de dos años con posibilidad de uno más de prórroga después del proyecto piloto --de 18 meses-- para el que fueron seleccionadas, en régimen de publicidad y concurrencia, las empresas LIME y RIDE MOVI, que desplegaron en la ciudad 1.000 bicicletas cada una de ellas.
La Gerencia ha aprobado las bases, tanto administrativas como técnicas, por las que se regirá la contratación de un servicio de explotación de bicicletas con pedaleo asistido. Las bases que ahora ha publicado la Gerencia, consultadas por Europa Press, plantean que las autorizaciones de 1.400 bicicletas eléctricas se repartan en 700 a las dos empresas que se autoricen tras el concurso, aunque el modelo será "flexible" de manera que el número que inicialmente se permita "podrá incrementarse, o reducirse en su caso, a lo largo del periodo de vigencia de la autorización".
El Ayuntamiento prevé 317 áreas de estacionamiento obligatorio y obliga a la empresa a que cuente con una flota inactiva para "posibles sustituciones por extravíos, reparación u otras incidencias". Dicha flota inactiva no puede ser inferior a un 2% de la activa y, en cualquier caso, "se deberá disponer de flota suficiente para garantizar que, en horario diurno, la totalidad de la flota activa se encuentra disponible para poder ser utilizada por los usuarios".
Las empresas deberán desactivar las alarmas "audibles" desde las 22,00 a las 7,00 horas y hasta las 10,00 horas los fines de semana. Igualmente, estarán obligadas a realizar una distribución "equilibrada" de las bicicletas en las áreas de estacionamiento, asegurando que en todas exista tanto disponibilidad suficiente de bicicletas al servicio de los usuarios como espacio para estacionar a la finalización de los viajes, "evitando su saturación y debiendo efectuar para ello las operaciones de reequilibrio que correspondan a lo largo de toda la jornada". Por último, las compañías deben implementar tecnología y sistemas que permitan la geolocalización de las bicicletas "con el suficiente grado de fiabilidad y precisión" y que permita "limitar al mínimo el margen de error".
Como resultado del proyecto piloto lanzado en 2020, los informes indican "un uso continuado del servicio" de bicicletas eléctricas en el que "ha primado la prestación de un servicio de calidad frente a la oferta de tarifas muy reducidas, lo que podría ir en detrimento de lo primero". Los puntos fuertes de esta oferta es, según los usuarios, "la disponibilidad de vehículos y la accesibilidad en los desplazamientos". Los viajes "evolucionan de manera variable" a lo largo del año, con picos en los meses de primavera y otoño, "presentando en este sentido patrones similares al uso de la bicicleta privada y de Sevici en la ciudad".
El tiempo medio de trayecto está en torno a los quince minutos, con una distancia media de 2,3 kilómetros. El mayor flujo de bicicletas eléctricas se concentra en el Distrito Casco Antiguo, que acumula más del 40% de los viajes realizados en la ciudad en el periodo del proyecto piloto, seguido de los distritos Sur y Nervión. Las empresas que participaron en esta experiencia obligaban a enviar una fotografía del correcto estacionamiento o la georreferenciación, lo que ha permitido "controlar en gran medida el problema de las malas prácticas". Una de las compañías que participó, LIME, ha registrado en los 18 meses del piloto 314.056 viajes realizados por 190.890 usuarios, lo que ha supuesto un total de 439.134 kilómetros totales recorridos, estimando un número de viajes en coche evitados equivalentes a 31.843 y de 132,5 toneladas de CO2 que han dejado de emitirse a la atmósfera.