El Sevilla regaló otro partido más y cuajó una nueva derrota en la liga, esta vez ante el Athletic Club de Bilbao en San Mamés. El equipo apenas hizo acto de presencia en este encuentro en un día en el que la afición bilbaína se dio una auténtica fiesta a costa del conjunto de Nervión.

Era el día de las despedidas de Muniaín y Raúl García y ambos vieron portería. El Athletic apretó en la primera parte y se encontró con dos goles en los primeros 20 minutos del choque, a partir de ahí, todo emotividad en la despedida de dos leyendas del club.

El Sevilla tuvo la caballerosidad suficiente para no querer interrumpir la fiesta del Athletic y apenas intimidó la portería del rival. Este equipo se porta mejor en las despedidas de leyendas ajenas que propias.

Después de todo lo que pasó el sábado, el domingo ha sido casi peor. Se ha confirmado que este vestuario no tiene ni un poco de amor propio para no seguir arrastrando el escudo del Sevilla por todos los campos. Los pocos que tiraron del carro fueron Lucas Ocampos y los canteranos, pero poco pudieron hacer ellos solos.

Quique Sánchez Flores ha comunicado ya que abandona el barco y sin desmerecer el trabajo que ha hecho, habla bastante mal de él que este pasado viernes decidiera suspender el entrenamiento. No por haber entrenado un día más hubiera arreglado el destrozo que hizo su equipo en San Mamés, pero al menos se hubiera demostrado que a la plantilla se le exige y se hubiera respetado un poco más al club.

El Sevilla fue el sparring perfecto para el Athletic Club, que gozó de un partido homenaje para dos figuras importantes de la entidad que se marchaban. Está siendo la temporada más larga del siglo para el sevillismo, que augura un nuevo esperpento la semana que viene para despedir el año contra el Barcelona.