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Europa: ahora más que nunca, una nueva oportunidad

Manolo Romero, Coordinador de Juventud de UGT en Sevilla, nos habla de la importancia de la cita electoral de este domingo

Publicado: 07/06/2024 ·
19:27
· Actualizado: 07/06/2024 · 19:28
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  • Europa. -
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El próximo domingo 9 de junio tendrán lugar las elecciones europeas, y con ella se decidirá el futuro del proyecto colectivo transnacional más importante para los próximos cinco años. Decía Robert Schuman, considerado como el padre fundador del proyecto comunitario, que Europa no se construye de una sola vez ni en un conjunto; sino que es un proyecto prolongado en el tiempo en el que cada voz cuenta.

Estas premisas, tanto el día a día que requiere la construcción europea como el respeto y los derechos que se le deben reconocer a la comunidad, están hoy más en liza que nunca. La Unión Europea nació hace más de 70 años como un espacio para garantizar la paz y la prosperidad en Europa, superando históricas divisiones entre potencias que condujeron a las más terribles guerras que la humanidad ha sufrido.

Hoy, una vez más, la amenaza de la guerra se cierne sobre Europa; pero no sólo con conflictos bélicos a las puertas de Europa, sino también lo que podría llamarse una guerra política latente o soterrada, que se juega en el mismo seno de las instituciones comunitarias, provocada por quienes usan los propios mecanismos de participación electoral y la democracia para debilitarla y, llegado el caso, destruirla desde dentro.


Esta amenaza es la que hoy día representa la ultraderecha y el nacionalismo populista excluyente. Qué paradójico resulta que quienes pretenden destruir la UE participen de ella, por lo que resulta más que evidente el carácter integrador y cohesionador del proyecto europeo: donde caben hasta los que quieren destruirla, sin embargo, en lo que vendría después muchos no cabríamos.

Y, precisamente, de tener cabida o no en este proyecto, de tener derecho a que todas las voces sean escuchadas y, sobre todo, a que el progreso y la justicia social sigan siendo principios inspiradores de este proyecto colectivo, es a lo que se enfrentan las mayorías sociales y, en especial, la clase trabajadora.

Por ello es más importante que nunca la movilización y ejercer el derecho a voto. La paz que ha propugnado la UE, el espacio de convivencia, seguridad y progreso común a lo largo de estas siete décadas ha beneficiado a la sociedad en su conjunto, sí, pero en especial a la clase trabajadora. A lo largo de la historia han sido los trabajadores los primeros reclutados para las guerras o los que más han sufrido las diferentes crisis económicas.

Sólo la clara voluntad común de la clase trabajadora de seguir apostando por el proyecto europeo es la puede salvar un modelo que, pese a sus muchas carencias, nos han convertido en el lugar del mundo con mayor calidad de vida y esperanza en el futuro. Como trabajadores, tenemos la responsabilidad de apostar por un proyecto que, ante todo, es crucial para nuestros intereses y los de las mayorías sociales.

Que desde las instituciones comunitarias se hayan impulsado en estos años medidas que repercuten directamente en nuestra vida no es casualidad, es la consecuencia de que ha existido una voluntad mayoritaria de seguir construyendo un proyecto que antepone los derechos de la ciudadanía; en vez del enfrentamiento entre pueblos y la sinrazón nacionalista. Medidas encaminadas a fortalecer el salario mínimo, regulación de las plataformas digitales o el teletrabajo, nuevos derechos por la conciliación, el reconocimiento de que el despido sale demasiado barato (un tirón de orejas a España, concretamente) o, por lo que atañe al futuro de nuestra sociedad, la apuesta por mejorar la vida de la juventud aportando medidas concretas, son algunas de las políticas que en los Estados miembros se han ido implementando en estos años gracias a reglamentos, directivas y recomendaciones de las instituciones comunitarias.

Europa ofrece muchas oportunidades en todos los ámbitos y para todas las personas, por eso vuelve a ser necesario que se siga apostando por ella en estas elecciones. Frente al extremismo y frente a la desinformación, frente al empobrecimiento de la clase trabajadora y a la desregulación económica, sólo cabe apostar por más Europa. Este proyecto compartido no se entiende sin la participación de los pueblos, clase trabajadora y clases medias, es un proyecto para defender, por encima de todo, la democracia. Y no habrá más democracia si no hay Europa.

 

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