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España

Ahora sólo toca mirar a los cielos

Hoy se pronostica la probabilidad de lluvia más alta de la Semana Santa

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En cierta hermandad de este día, hay una especie de ‘profecía’ nunca del todo certificada que dice que al llegar el tercer año del mandato de cada junta de gobierno, toca quedarse en casa. Hoy llega la prueba de fuego. Desde que comenzó el baile de partes meteorológicos previos a la Semana Santa, el Martes era la jornada sobre la que se cernían las más agoreras amenazas de lluvia.

La Agencia Estatal de Meteorología prevé un 75% de riesgo de precipitaciones en forma de chubascos débiles y dispersos a lo largo de todo el día. Aquí, como siempre, habrá que esperar a la hora en las cruces de guía deben ponerse en la calle para decidir si se sale o no. Aunque, si finalmente se cumplen estas previsiones, la lógica impondrá suspender la salida porque, aunque no lo parezca, eso de “chubascos débiles y dispersos” confunde más que aclara a las cofradías: si llueve, llueve. Si hay sol, a la calle. Pero ¿qué demonios es eso de “chubascos débiles y dispersos”? ¿Dónde y cuándo cae el agua? Aún la meteorología no sabe dar respuesta al eterno interrogante ‘capillita’.

Así las cosas, todo lo demás queda en el aire. Como ayer sucedía en el Polígono de San Pablo, al Cerro del Águila le asalta hoy la doble desventaja de ser la primera en decidir merced a los partes de la Aemet. Primero, por el ‘efecto dominó’ que puede crear en el resto del día. Segundo, porque en el caso de esta cofradía la distancia horaria que separa su salida -la primera del Martes Santo, a las doce menos diez del mediodía- de la siguiente -la de San Esteban en la puerta Carmona, a las tres y cuarto de la tarde-, supone un margen de tiempo suficiente como para que cambien los partes y el panorama muestre su cara o su cruz en cuestión de minutos.

Lo que ha permitido la autoridad puede ser negado por el tiempo. En el año del decreto que permite la salida de las hermanas en todas las cofradías de Sevilla, una mujer, Maruja Vilches, presidirá por primera vez una cofradía con la vara dorada de hermano mayor. Sea como fuere, en definitiva es una anécdota más, una coincidencia caprichosa de una realidad incontestable.

Estrenos y novedades

Pongámonos en lo peor. Podremos quedarnos sin ver la cartela frontal del paso del Nazareno de San Nicolás. O el guión del Rocío de San Esteban. Y la restauración del lábaro sacramental de Santa Cruz.
Tampoco podremos recrearnos con los brazos desnudos del Señor de la Presentación de San Benito. O ver la insólita estampa de unos nazarenos de capa salpicando de gracia ‘juanmanuelina’ la cofradía de los Estudiantes. O al Dulce Nombre por Trajano para pasar por el Colegio de Graduados Sociales, como el año -fatal coincidencia- en el que fue la única cofradía en salir por lluvias.
Pero mejor ahora pensemos que en que todo esto puede ser un mal sueño. En el fondo, ¿para qué vaticinar lo que sólo es una probabilidad? Un 75 por ciento, sí. Pero simple y pura probabilidad, al fin y al cabo

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