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Sevilla

Roma imita a Sanz con la Plaza de España: quiere cobrar por ver la Fontana di Trevi

El Ayuntamiento romano pretende cobrar dos euros por 30 minutos a los turistas pero gratis para los romanos

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  • La Fontana di Trevi. -

El delegado de Turismo del Ayuntamiento de Roma, Alessandro Onorato, ha vuelto a proponer -lo hizo ya un año antes- la implantación de un billete turístico con reserva nominal que costaría dos euros y permitiría contemplar la Fontana di Trevi durante 30 minutos. La visita sería gratuita para los romanos. La propuesta recuerda a la que formuló el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, para visitar la Plaza de España en la capital de Andalucía.

El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, basándose en el seguimiento realizado por su delegado de Turismo, Alessandro Onorato, ha confirmado que la idea sobre la que trabajan es cobrar un billete de 2 euros por una visita de treinta minutos con reserva nominal .

“Debemos conseguir que el turismo sea más compatible con la vida de los romanos y que sea más digno y pueda integrarse en la vida cotidiana de nuestra ciudad. En el caso de la Fontana di Trevi -nos dicen siempre los policías locales- hay una concentración de gente que dificulta el uso adecuado del monumento y es también a menudo una fuente de degradación", aseveró el regidor de la capital italiana.

Entre los principales problemas relacionados con la gestión de la afluencia, el cuantitativo es de gran importancia. Como destaca Onorato, demasiados visitantes crean grandes concentraciones, con las consiguientes dificultades para gestionar el orden público y limpiar el lugar . Es muy común ver, sobre todo en horas punta, residuos de todo tipo arrojados sobre los adoquines que rodean la fuente como consecuencia de un turismo que no respeta la belleza de la obra de arte sino que tiene el único afán de fotografiarse mientras arroja la icónica moneda en las aguas del monumento. Hay otro gran problema: algunos turistas, a pesar de la aprobación de una multa de 550 euros para quienes violen la prohibición, siguen utilizando de vez en cuando la fuente como piscina pública, sumergiéndose en sus aguas.

Según el delegado de Turismo, Onorato, el objetivo del impuesto no es recaudar dinero, sino disciplinar a los turistas impidiéndoles "comer helado o pizza en un monumento que merece el debido respeto".

La prensa italiana recuerda frecuentes episodios de vandalismo, a menudo perpetrados por turistas, contra el monumento. En mayo de este año, por ejemplo, un turista de 21 años fue multado con 550 euros por bañarse en la fuente. El 9 de junio, la Policía detuvo a otra mujer que intentaba promocionar su canal Onlyfans después de entrar en el agua. También en junio, un hombre fue detenido por unos turistas después de subir al monumento. En agosto, otro hombre fue detenido tras sumergirse para robar monedas, mientras que un romano incluso recibió aplausos de los presentes por tirarse a la fuente.

La ministra de Turismo del Gobierno de Italia, Daniela Santanchè, se muestra partidaria de la idea que baraja el Ayuntamiento de Roma, ya probada en el Panteón: «Tenemos que rentabilizar nuestra riqueza , por eso -ha afirmado- está bien cobrar y crear un mecanismo de reservas, y no un número limitado, para regular los flujos y brindar mejores y sostenibles servicios a los turistas».

En los últimos días también se ha anunciado que el Gobierno italiano está considerando aumentar la tasa turística para ciudades como Roma y Florencia. Si se aprobara, los visitantes que se alojen en estas ciudades tendrán que pagar 25 euros por noche y por persona.

Multitud de turistas en la Fontana di Trevi.

Volviendo a Roma, el delegado municipal de Turismo, Onorato, también está considerando limitar las licencias para nuevos Bed and Breakfast y viviendas turísticas, con el fin de reducir la presión sobre el centro histórico, pero ha confesado que todavía no ha encontrado la manera. “Hoy podemos limitar el número de restaurantes o de establecimientos de comida rápida en el centro histórico, pero no podemos impedir la apertura de estructuras no hoteleras", se lamentó el delegado.

El delegado Onorato también ha recibido el apoyo del presidente de la Cámara de Comercio de la ciudad, Lorenzo Tagliavanti, el cual subrayó la necesidad de encontrar soluciones eficaces no sólo para la Fontana di Trevi, sino también para otros lugares turísticos . Según Tavaglianti, Roma debe vivirse con calma y es esencial gestionar mejor el turismo en el centro histórico y ofrecer más oportunidades incluso fuera del centro, para aprovechar plenamente el atractivo potencial de la ciudad.

La propuesta del delegado, secundado por el alcalde, de cobrar por ver la Fontana di Trevi no gusta a los hoteleros, restauradores y otras asociaciones del sector turístico, que temen que la implantación de tal medida provoque una reducción de las visitas y de los ingresos.

La oposición municipal no cree lo que dice el delegado de Turismo sobre que se trata de "domesticar" a los turistas irrespetuosos y ve en la propuesta un mero afán recaudatorio. Los concejales Giuseppe Lofefato, Sofia De Dominicis y Maurizia Cicconi han declarado: "A primera vista, la propuesta de la administración Gualtieri de un ‘billete’ para acceder a la Fontana di Trevi representa la clásica broma de finales del verano. En realidad, esconde una voluntad específica por parte del Ayuntamiento de mercantilizar el patrimonio artístico de nuestra ciudad".

Los daños más graves

El delegado municipal de Turismo trata de justificar el cobro, sólo a los turistas, de uno o dos euros por 30 minutos de visita a la Fontana di Trevi con el argumento de los residuos que dejan, más en los alrededores de la misma que dentro del agua, y en algún chapuzón de irresponsables que tratan de imitar el baño de la actriz sueca Anita Ekberg en la película ‘La dolce vita’, de Fellini, pero omite que el mayor daño causado al monumento ha sido por causa de un extremista de derechas italiano, el artista Graziano Cecchini, y por dos veces en el plazo de un decenio.

Cecchini vertió un tinte de color rojo al agua de la fuente, que afectó no sólo al líquido elemento sino también al mármol del conjunto escultórico. En un comunicado, en el que negó que el tinte dañara la fontana, dijo que su protesta era un “grito de que Roma no está muerta, que está viva y lista para volver a ser la capital del arte, la vida y el Renacimiento".

Trató de justificar otra acción similar diciendo que era para protestar por el coste de organizar el Festival de Cine de Roma. Afirmó que el tinte rojo hacía referencia a la alfombra roja del festival. El Ayuntamiento tuvo que cortar el sistema hidráulico de la fontana y drenarla para tratar de evitar la afección del tinte a las esculturas.

Fueron las acciones del ultraderechista y no la afluencia de turistas las que forzaron a adoptar medidas de seguridad y protección en torno a la Fontana di Trevi, que incluyen un conjunto diverso de sistemas. Cámaras de vigilancia han sido ubicadas estratégicamente para monitorear constantemente el área y desalentar el vandalismo; se ha incrementado el número de vigilantes para asegurar una mayor presencia disuasoria; se han implementado tecnologías innovadoras, como barreras físicas temporales, activadas por sensores de movimiento, para proteger la fuente durante las horas nocturnas, cuando el riesgo de daño es mayor; y se han puesto en marcha campañas de información para concienciar a los visitantes sobre el respeto al patrimonio histórico y artístico.

Muy significativamente, las autoridades romanas no consideran residuo ni que pongan en riesgo las canalizaciones de la fontana las monedas que arrojan los turistas al interior de la misma para hacer honor a la leyenda de que de esa manera se asegurarán volver algún día a la ciudad eterna.

En el año 2023 se recuperaron del interior de la fontana monedas valoradas en 1,6 millones de euros. En 2022 se recogieron más de 33.000 kilos de monedas, correspondientes a 1.432.953,74 euros, entre la divisa europea y las de otros países (dólares, libras…). A ello hay que sumar el valor de los relojes, pulseras y anillos que acaban en el agua en la acción del lanzamiento de la moneda.

Así pues, Roma ya recauda 1,6 millones de euros por esta costumbre de los turistas, un dinero que a través de Cáritas se destina a numerosos proyectos sociales, como vales de compra en supermercados para familias necesitadas (del orden de dos mil); 53.000 comidas en comedores sociales; proyectos de recolocación que dieron trabajo a 70 parados; pago de facturas básicas a familias en riesgo de exclusión social; centros para niños pobres de hasta 3 años de edad y atención a enfermos de alzhéimer (26).

Esos 1,6 millones de euros en un solo año equivalen al 64% de los 2,5 millones de euros que costó la restauración del monumento en el año 2014. En otro ejemplo de la incongruencia municipal, los trabajos se realizaron de forma que no impidieran la observación del monumento por parte de los ahora denostados turistas.

La fuente fue rodeada con paneles de plexiglás que permitían observar la evolución de los trabajos y se instaló una pasarela a pocos metros de las estatuas para que accedieran los visitantes y un pequeño estanque donde podían seguir lanzando monedas al agua.

La escasa superficie de la plaza en que se halla la Fontana di Trevi sólo permite que se concentren en torno a la misma unos pocos centenares de personas, que pueden ser controladas e identificadas fácilmente mediante los carabineros que se colocan en uno y otro extremos y las videocámaras de seguridad. La parte frontal de la fontana, que parece adosada a la fachada trasera del Palacio Poli, mide algo más de 49 metros longitudinales: 49,15 de anchura por 26,3 de altura.

Estas escasas dimensiones contrastan con la de la sevillana Plaza de España, cuya media elipse mide más de 30.000 m2 de superficie y puede acoger a miles de personas simultáneamente sin los problemas de congestión del monumento romano, el cual puede verse de forma instantánea gracias a una webcam colocada de forma permanente.

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