El Sevilla salió de San Mamés con un punto muy valioso que confirma la dinámica ascendente de este equipo. El conjunto nervionense fue inferior al Athletic, pero tiró de garra para lograr el empate en los momentos finales del encuentro y no volverse de manos vacías antes del Gran Derbi.

Los de García Pimienta no jugaron mal, de hecho dieron todo lo que tuvieron y demostraron que ese todo no es suficiente para aspirar a cosas importantes esta temporada. Son los que son y están los que están. A los Agoumé, Peque, Nianzou y compañía no se les puede pedir más, porque no tienen.

El Sevilla le puso las cosas realmente difícil al Athletic, que jugando al cincuenta por ciento en la primera parte se encontró con un gol con bastante facilidad. Los leones venían de una semana complicada en la que jugaron Europa League el jueves, aunque sobre el césped todo se vio bastante igualado.

García Pimienta no va a poder hacer milagros con esta plantilla pero debería de dejar de darse tiros en el pie. La presencia de Iheanacho en el once, y en esta plantilla, es completamente inexplicable. En lo que llevamos de temporada está demostrando que es uno de los peores delanteros de la categoría. Está desacertado, lento y fuera de forma. Ojalá todo sea cuestión de rodaje y encuentre pronto su mejor nivel, pero a día de hoy no tiene sentido que siga jugando en el Sevilla.

El Athletic se adelantó en la primera mitad gracias a un tanto de Jaureguizar, que aprovechó un mal despeje de la defensa nervionense para mandar el fondo a la red en medio de una telaraña de piernas.

En la segunda mitad el Sevilla fue a menos, le faltaron piernas y sobre todo ideas. García Pimienta decidió conversar el 1-0 en contra y echó al equipo atrás. Las pocas opciones del conjunto nervionense pasaron por las botas de Lukebakio, que tuvo algún acercamiento peligroso. En su ocasión más clara de todo el encuentro, el belga se encontró con el poste. También pudo haber marcado Gudelj en una falta lejana en la que Álex Padilla evitó el gol.

Los mejores minutos llegaron cuando el Athletic se quedó con diez futbolistas. Aguirrezabala se equivocó en un control y se llevó por delante a Mateo Mejía. César de Soto Grado no se lo pensó y lo expulsó. El Sevilla tuvo diez minutos para achuchar al equipo local y ahí se encontró con el gol del empate. El canterano volvió a participar en una jugada en la que provocó el empate en propia puerta del Álex Padilla.

Este empate casi sabe a victoria y da un nuevo soplo de aire para este proyecto, además lo hace en un momento clave tras haber sido reforzado por José María del Nido Carrasco y antes del Gran Derbi de la próxima semana.