La sociedad de la inmediatez está implantada de manera radical en las nuevas generaciones. Se quiere todo y se quiere ya. Esta es una cuestión que hace que haya mensajes basados en el esfuerzo y en el trabajo que no calen hondo en los más pequeños.
Personas como Ángela López, escritora de la novela infantil ‘Donde nacen las pelusas’, se esfuerzan diariamente en que estos mensajes que hoy se antojan complicado, sean una gota constante que penetre en la mente de los niños. Su oficio de escritora llega tras el percance sufrido cuando le diagnosticaron un linfoma en 2018 y por las secuelas provocadas, tuvo que dejar su profesión de maestra de educación especial. Es desde entonces cuando esas vivencias acumuladas por el esfuerzo y las ganas de vivir, las trasmite a través de las páginas de sus libros.
- Muchos adultos han banalizado y banalizan sobre los libros y las novelas para niños, pero estas guardan un trasfondo mucho más interesante, un mensaje encerrado, ¿no?
Así es. Las novelas para niños suelen encerrar diferentes aprendizajes que a su edad necesitan asimilar. Los niños necesitan buenos modelos de conducta para relacionarse correctamente en esta sociedad. A veces en el día a día no logramos completar su aprendizaje de ciertas actitudes o sentimientos complejos. Por ejemplo, la amistad puede verse de muchas formas, no es fácil hacer buenos amigos. La empatía cuesta desarrollarla a ciertas edades y el tema del compañerismo y quizás algunas pequeñas responsabilidades a veces quedan fuera de la educación que les damos en casa.
Por tanto, las novelas infantiles suelen tratar mucho la resolución de pequeños problemas diarios, cómo reaccionan los diferentes personajes ante diversas situaciones, las diferentes convenciones sociales, el bien y el mal…Todo ello, normalmente con algo de sentido del humor, que las haga atrayentes para que quieran seguir leyendo. Por eso quizás a veces se piense que los mensajes son muy simples, pero nada más lejos de la realidad. Si vemos entre líneas hay mucho jugo dentro.
- ¿Cómo se piensa ese mensaje? Entiendo que de la misma forma en la que una buena narrativa es importante en una novela adulta, aquí es tan importante el mensaje como el cómo se dice.
En mi caso, pienso en mis hijos, en qué me gustaría que aprendieran. Además de escribir soy maestra hace muchos años y hay muchas cosas que veo que se nos escapan tanto a padres como a profesores. A ciertas edades en las que ya se puede leer una novela, comienzan a surgir sentimientos y emociones mucho más complejas. Aún no se ha desarrollado del todo la inhibición y les cuesta distinguir el bien del mal. Una época en la que, como dices, la narrativa es súper importante ya que el lenguaje utilizado no debe ser demasiado infantil ni demasiado adulto. Aún les hace reír el que un personaje se caiga de bruces, pero quizás no entiendan la complejidad de la pérdida de un ser querido. Por eso hay que dedicar tiempo a ver qué mensaje quieres enviar, qué quieres que el niño aprenda con tu relato. Ayuda mucho el observar sus comportamientos adolescentes y ver en qué cosas aún no saben manejarse.
- ¿Y cuál es el mensaje de ‘Donde nacen las pelusas’, su última novela?
La idea de "Donde nacen las pelusas” surgió hace años. Después de pasar por un linfoma en 2018, fui muy consciente de que podía haber fallecido en el hospital y me empezó a agobiar el hecho de que quizás mis hijos no supieran afrontar esa pérdida. No sabrían qué hacer con ese dolor. El mensaje principal sería ese que “del dolor también pueden surgir cosas muy bellas”. Siempre he pensado que todos los sentimientos deben ser validados, ya que cada uno nos aporta algún tipo de aprendizaje.
El llegar a perdonar a alguien después de mucho tiempo, la enfermedad y el miedo a la muerte, y el cómo intentar hacer algo bonito con las desgracias que nos ocurren. Después de tres años desde la primera quimioterapia, perdí la audición en ambos oídos. Algo que no me ha permitido seguir ejerciendo de maestra, pero que sin duda me ha dado alas para lanzarme a publicar mi primer cuento y ahora mi primera novela
En la novela también se entremezclan diversos temas que pueden dar pie a los padres para mantener una charla con sus hijos sobre temas difíciles de sacar en un día a día con ellos. Por ejemplo, el hecho de tener una amistad sana, no tóxica, que impida al otro mantener otras amistades; también el poder del perdón y dar segundas oportunidades; la homosexualidad tratada con respeto y normalidad; no dejarse llevar por la primera impresión ni por la apariencia externa de las personas…
En definitiva. No quería dejar pasar la oportunidad de plasmar en la novela, temas que a estas edades son difíciles de explicar, pero que con pequeñas escenas que resuelvan los conflictos, quizás les dé a los niños pistas de cómo podrían solucionarlos ellos mismos.
- ¿Cuáles son los valores más importantes para enseñarle hoy día a los niños? ¿Han cambiado mucho?
Hay una larga lista de valores, que con el tiempo, a mi parecer, van fluctuando en importancia. Hoy en día la tolerancia y el respeto, son imprescindibles, ya que el mundo se ha abierto a los diferentes canales de comunicación con una facilidad pasmosa. Y por supuesto hay un gran melón siempre abierto sobre hasta dónde se pueden tolerar ciertos comentarios. ¿Dónde empieza y dónde termina la intimidad de las personas?
Pero como no, a mi parecer el valor de la gratitud que intento reflejar en mi anterior cuento “ Mi gran pluma blanca”, es muy importante, sobre todo a ciertas edades más tempranas. Los niños deben darse cuenta de lo que los demás hacen por ellos y saber dar las gracias por aquello que conseguimos o tenemos, es primordial para ser conscientes y valorarlo.
El perdón también es difícil de llevar en estos tiempos. Cuesta volver a mirar a esa persona que te ha hecho daño, que te ha faltado al respeto o que te ha ninguneado. Pero la mente humana necesita el perdón para poder seguir adelante. Necesita saber que no se estanca en esa mala experiencia y debe saber reponerse y seguir. Debe ser resiliente y abandonar el rencor. No es fácil y por eso creo que es tan importante al menos intentarlo.
¿Y qué decir hoy en día de la constancia y la perseverancia? Podría hablar largo y tendido de cómo esta sociedad no premia debidamente el esfuerzo. No queremos que los niños se frustren con los aprendizajes y a veces pecamos de dejarles pasar de todo para no dañar sus mentes infantiles. Como ya he comentado, el niño debe saber validar todos sus sentimientos y emociones y a veces la frustración tiene que ser asumida y darnos el empujón para ser más constantes y perseverantes en todo lo que queremos conseguir.
- A la hora de hacer una novela infantil desde cero… ¿qué es lo que se piensa antes?
En mi caso, como he comentado, pienso en qué quiero transmitir. Pero sobre todo a dónde quiero llegar.
Hay quienes primero desarrollan una guía con los capítulos que quiere realizar ( escritor de mapa), cómo se va a desarrollar la trama y hay quienes con una idea, se dejan llevar para ver dónde termina la historia por sí sola, aunque sepa donde quiere ir ( escritor de brújula). Yo tengo un poco de cada uno, ya que de una idea, comenzaron a surgir otras que tuve que ordenar para que todo tuviera un sentido y la enseñanza final tuviera su porqué.
- Uno de los mensajes de ‘Dónde nacen las pelusas’ es el de superación personal y de los propios miedos, ¿esto habla también de su historia personal?
Siempre he creído que cuando se escribe una historia, no se puede evitar poner un poco de uno mismo de alguna manera. Para mí ha sido una forma de expresar muchas cosas acontecidas en mi vida. El llegar a perdonar a alguien después de mucho tiempo, la enfermedad y el miedo a la muerte, y el cómo intentar hacer algo bonito con las desgracias que nos ocurren. Después de tres años desde la primera quimioterapia, perdí la audición en ambos oídos. Algo que no me ha permitido seguir ejerciendo de maestra, pero que sin duda me ha dado alas para lanzarme a publicar mi primer cuento y ahora mi primera novela. Quizás si no hubiera perdido la audición, nunca lo habría hecho. Igualmente Anya, la protagonista de mi novela, quizás no habría decidido escribir historias, de no ser por la enfermedad de su amigo Max.
El poner un poquito de nosotros mismos, creo que hace a las historias más humanas y fáciles de entender.
- Usted ha tratado habitualmente con niños con autismo, ¿qué tipo de mensajes hay que trasmitirles a ellos? ¿Son diferentes o en esencia son los mismos de diferentes maneras?
Los niños con autismo tienen unas necesidades muy específicas en la comunicación y en las relaciones sociales. Todos los valores en esencia deben ser los mismos, en mi opinión, pero no todos los niños con autismo van a entender que los tienen o necesitan. Ellos no suelen entender el doble sentido de ciertas expresiones, las bromas, y por qué hay ciertas normas sociales. Creo que no entienden como nosotros el rencor y quizás el perdón sea más fácil para ellos. No puedo estar en sus mentes, pero sí que he podido ver desde fuera a unas personas sensibles, sencillas y lógicas. Una vez que aprenden algo de una forma, es difícil hacerles cambiar de opinión, por eso es importante que tengan buenos modelos de conducta desde la más tierna infancia.
- Hablando a nivel general, ¿qué es lo que suele enganchar a un niño a un libro?
Por lo que he podido ver hasta ahora, sobre todo, el sentido del humor. Los niños quieren entretenerse, jugar, divertirse. Los mejores aprendizajes se realizan jugando. Pero también he visto que necesitan sentirse identificados con aquello que leen. Quieren verse como uno de los protagonistas y ver similitudes con ellos. Por eso es importante, que aunque metamos fantasía en los libros para niños, también vean posible vivir esa historia por ellos mismos. Eso les hará querer seguir hasta el final.
- Con ellos es importante eso de “juzgar un libro por su portada”, ¿no?
Sobre todo con los más pequeños. Cada vez que llevo a mis mellizos de 7 años a la biblioteca, siempre quieren salir de ella con libros de portadas interesantes para ellos, a veces sin pensar en si son capaces de leerlos o si el tema realmente les va a gustar. Con la mayor de 11 años ya voy viendo algo de cambio en eso, pero evidentemente, lo primero en verse es la portada por lo que la mano va donde el ojo le dice. Una vez que le echa un vistazo a la sinopsis o lee el primer capítulo, ya decide si le gustará. Entiendo que no será así en todos los casos, cada niño es un mundo. Pero por lo que he podido observar en mis años de maestra, es que las portadas deben ser atractivas y adaptadas a la edad a la que van dirigidas.