No hay un aficionado del
Sevilla Fútbol Club, con más de cierta edad, que no recuerde a
Joris Gnagnon. El central llegó al combinado blanquirrojo en verano de
2018, procedente del
Stade de Rennes por una cantidad superior a los
12 millones de euros, y su paso por la entidad hispalense fue un calvario.
Nunca llegó a asentarse en Nervión y, tras un año en el que apenas disputó
16 partidos entre
lesiones y
desavenencias con el cuerpo técnico, se marchó cedido a su exequipo. Su regreso a Francia fue infructuoso y el Sevilla terminó
rescindiendo unilateralmente el contrato del jugador en
2021, tras acumular varios
expedientes disciplinarios en el que destaca su mala forma física.
Según la entidad nervionense, Gnagnon tenía “un
índice de masa corporal correspondiente a una obesidad tipo I”, algo que el jugador negó y denunció al
TAS. Sin embargo, este organismo dio la razón al conjunto hispalense, que aún sigue sacándole rédito al despido del central.
La última resolución del
Juzgado número 1 de lo Social de la capital hispalense también ha fallado en favor del Sevilla, y el futbolista deberá pagar
1.058.402,78 euros al que fuera su equipo.
Las cifras de su
sobrepeso, detalladas en la sentencia, son escandalosas para un profesional, y en el auto se hace hincapié en cómo Gnagnon hizo caso omiso de las recomendaciones de los servicios médicos: “El jugador se incorporó el día 7 de septiembre de 2020 a la pretemporada del primer equipo con sobrepeso (
105 kilogramos)".