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Sevilla

Domingo de Ramos de luz y calor

La Paz abría una jornada en la que Sevilla entera se echó a la calle para ver las cofradías. El Salvador se llenó para acompañar a La Borriquita y después a El Amor

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  • La Cena -

El tiempo no defraudó y permitió vivir un Domingo de Ramos pleno de luz pero también de calor, en una jornada en la que Sevilla entera se echó a la calle y se volcó para ver a las hermandades que oficialmente abrían una Semana Santa que todos anhelan que sea completa, que esquive todos los días los nubarrones que otros años la deslucieron.

Domingo de Ramos de palmas y de niños, de blanco inmaculado saliendo de la parroquia de San Sebastián: Nuestro Padre Jesús de la Victoria y Nuestra Señora de la Paz abrían la jornada cofrade en el Porvenir para volver a ser estampa fotográfica a su paso por el Parque de María Luisa. Horas más tarde y ante una multitud que se agolpaba junto al Salvador, La Borriquita comenzaba su breve pero intenso recorrido, cumpliendo horarios para ser la primera en regresar de nuevo a su templo.

Jesús Despojado iniciaba su céntrico recorrido rodeado de la muchedumbre que ya había copado el centro de Sevilla. Las idas y venidas de  las mareas humanas se entrecruzaban con los titulares de las hermandades entrando o saliendo de la carrera oficial. La Cena, con su impresionante misterio, se dejaba fotografiar una y mil veces a su paso por Las Setas, convertida en estampa ya típica de la Semana Santa hispalense. La Hiniesta callejeaba desde San Julián antes de alcanzar La Alameda y dejarse ver con amplitud para esconderse en carrera oficial y volver a casa por calle Francos, dejándose casi tocar desde los balcones.

La imagen quizás más insólita fue la salida de San Roque desde la iglesia de Santiago, después del cierre de su templo, aunque el culto lo reciba en el convento de San Leandro. 

Y Triana volvió a volcarse con La Valiente. Rodeada de fieles, estrenando escolanía con los más pequeños, los trianeros parecían llevar en volandas a La Estrella por su barrio para cruzar a Sevilla y tomar Reyes Católicos esta vez sin prisas, olvidando el pasado año.

San Juan de Palma se abría para enseñar a Sevilla la impresionante cofradía de La Amargura, estremecedora entre las estrechas calles del centro. Y el Amor, con ligero retraso sobre el horario previsto, cerraba el cortejo de un Domingo de Ramos de mucha luz pero también de mucho calor.

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