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Andalucía

Isabel Pantoja y los caprichos del destino

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La vida de Isabel Pantoja es digna de cualquier personaje de la tragedia griega. De esos que pasan de ser dioses a ser ratones o diablos. De esos que están condenados a ser víctimas del destino, del amor, o de sus incontrolables pasiones.

Isabel Pantoja, Maribel Pantoja Martín, la cantante de origen gitano, con una familia llena de cantaores, bailaores o guitarristas, es un símbolo también de la España del pasado, de lo bueno y lo malo que tiene haber nacido en un país lleno de artistas, de grandes genios, pero de poco apoyo cultural.

Un país antiguo, de picaresca, con toreros, coplas, oros, brillos y alberos, donde todo era excepcional y pintoresco, donde la transparencia que se reclama hoy desde todos los rincones, algo que llega a ser hasta pornográfico como dice el filósofo Byung-Chul Han, solo tenía sentido en las mantillas o en las enaguas.

Pero, si es verdad ese dicho de que una mujer o un hombre es mucho más interesante si lleva doble vida, la Pantoja es una mina, porque es una mujer, no con doble, sino con múltiples vidas.

Nacida el 2 de agosto de 1956 en Sevilla, Isabel Pantoja se subió a los escenarios desde muy niña, primero comenzó haciendo colaboraciones con su familia, con "Chiquetete", y después, ya en Madrid, se hizo asidua de "El Corral de la Morería", primero bailando y después cantando. Y en 1974 debutó en el Teatro Calderón.

Después vinieron algunas grabaciones y en 1977 ya hizo ruido con temas como "Yo quiero pecar contigo". Toda una declaración de intenciones de por dónde iba a ir su intensa vida, sin red y sin paracaídas, abierta al amor, venga de donde venga, y dispuesta a vivir "en carne viva".

Espectáculos como "Ahora me ha tocado a mi" o "Veintidós abriles" dieron paso al que sería su primer éxito, "Amante, amante". Y en los 80, antes de casarse con el torero Francisco Rivera "Paquirri" el 30 de abril de 1983, tuvo varios éxitos como "Cambiar por ti".

Pero es a partir de la boda del torero con la folclórica cuando la vida de Isabel se convierte en "leyenda", todo un personaje para la prensa del corazón y para las masas ávidas de relatos con vidas de tragedia, sufridores y mártires a los que el destino les arrebata como un rayo las mieles.

Su boda con "Paquirri", el torero más famoso, el de los ojos verdes, separado de Carmen Ordóñez, con la que tenía dos hijos, Francisco y Cayetano, y que acababa de terminar una relación con "Lolita", la cantante y actriz, hija de Lola Flores, fue el punto álgido de la vida personal y social de la tonadillera.

Porque, de la boda de película y en color, ella toda de blanco y él de traje corto y sombrero cordobés, con un amor apasionado e intenso del que nació el pequeño Paquirrín, Isabel Pantoja pasó al fundido en negro tras la trágica muerte del torero, de una fatal cornada en Pozo Blanco.

Ahí comienza la mala fortuna y el derrame de lágrimas de La Pantoja, que se convierte con 28 años y en poco más de un año en la viuda de España, con su niño pequeño, Paquirrín (Kiko Rivera) huérfano a los ocho meses, hoy también todo un personaje televisivo.

Una mala suerte, que dicen las malas lenguas, y para completar el relato español al estilo de "Sangre y arena", de Vicente Blasco Ibáñez, que acompaña a Isabel Pantoja desde sus inicios. Incluso este supuesto "mal fario" ha sido pasto de la crónica rosa.

Y después de dos años de luto y silencio, Isabel Pantoja resurgía con "Marinero de luces", un éxito que le reportaría varios discos de oro y que fue la antesala de otros éxitos, como "Se me enamora el alma". Éxitos que van en paralelo a otras relaciones, o actividades que la hacen ser portada de la prensa rosa constantemente.

Su amistad con la polémica periodista Encarna Sánchez, su participación en el cine en "Yo soy esa", donde al parecer mantuvo un romance con José Coronado, su relación con María del Monte o su unión con Diego Gómez, la adopción en 1996 de su hija Isabel (Chabelita) en Perú, rodeada de polémica por los trámites de adopción, o la herencia de "Paquirri", rondaron a la tonadillera, que recibió la puntilla de manos del exalcalde de Marbella Julián Muñoz.

El amor más caro de la cantante, el que la ha llevado a la cárcel por blanqueo de dinero dentro de la "operación Malaya". Un final triste para una vida de película, pero ya se sabe, como dice su hija en la red, que "No hay mal que cien años dure".

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