El tiempo en: Sevilla
Publicidad Ai
Publicidad Ai

El Puerto

Nuestra meta, el civismo

Juan Luis Doello Gallardo, vicesecretario de Medio Ambiente de NNGG-El Puerto.

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai

Que existan unos señores que se dediquen a destrozar el mobiliario urbano no es solo el problema; el mobiliario urbano sirve para embellecer la ciudad, para que todos los ciudadanos lo disfrutemos, para hacer la ciudad atractiva al visitante y que demos buena imagen, favoreciendo a la ciudad, ya que si es atractiva acudirán cada vez más visitantes y por lo tanto se verá en ascenso la entrada de capital saliendo beneficiado el comercio local.

Con embellecer la ciudad ganamos todos, por lo tanto, conocidas estas cosas, ¿por qué se daña el mobiliario sabiendo que solo trae ventajas? Pues por la razón de que existe una serie de vándalos que por desgracia nadie se ha dedicado a enseñarles los valores cívicos y de convivencia.

Pero lo mas preocupante no es esto, sino que hay algunos vecinos que al observar que estos incívicos están destrozando la riqueza de nuestra ciudad, no reaccionan, sino que obvian esos comportamientos, cuando la realidad es que si una persona destroza cualquier tipo de mobiliario, los únicos que sufrimos esos daños somos los portuenses, que tendremos que pagar de nuestros bolsillos estos actos de algunos cafres.

En nuestras casas no destrozamos la mesa, ni el sofá porque queremos que nuestros hogares estén cuidados y que cuando vengan las visitas se sientan en un ambiente inmejorable y además porque son nuestros muebles; pues lo mismo pasa con nuestras calles, la ciudad es nuestra casa y, por lo tanto, si en casa no rompemos el sofá ni pintamos la pared del salón, ¿por qué en la calle rompen los bancos y pintan las fachadas?

Pues el mobiliario urbano también es nuestro, ¿o es que gusta una ciudad con el mobiliario destrozado por culpa de unos cuantos?

Lo más indignante es que cuando estropean algo, como el belén que se expuso en la Plaza de Isaac Peral, que unos innombrables se dedicaron a tumbar las figuras de sus Majestades los Reyes de Oriente y aparecieron comiendo paja, o cuando le pusieron un cono en la cabeza a la estatua de Rafael Alberti en la glorieta de la avenida Rey Felipe VI que además se hicieron una foto y la colgaron en las redes sociales, lo denuncio en redes sociales y hay personas que excusan a estos jóvenes fotografiados bajo el motivo de que en ese preciso momento no había miembros de Seguridad del Estado por esa zona de la ciudad, motivo por el cual hay quien considera lícito llevar a cabo actos vandálicos.

En estas líneas quiero hacer un llamamiento a la reflexión, que todos pensemos por qué permitimos que existan actos vandálicos en vez de hacer rectificar a esas personas para que no vuelvan a actuar de ese modo.

Poco ético es tanto cometer actos vandálicos como consentirlos y buscar excusas ilógicas, porque además sabemos que esas reparaciones que hay que llevar a cabo tienen que ser pagadas con dinero público, no pudiendo ser invertido en otros servicios y bienes; por lo tanto, todos salimos perdiendo cada vez que acaecen estos actos.

Me parece completamente ilógico y antiético que se den ambas situaciones porque si todos nos preocupásemos por tomar medidas contra el vandalismo, al final acabaríamos con éste, tendríamos una ciudad más arreglada y con menos gastos de reparación de mobiliario por destrozos.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN