Las obras de restauración de la iglesia de Santa María la Blanca, ubicada en el entorno de la Judería de Sevilla capital, afrontan actualmente su tercera y última fase, cuya fecha de finalización está prevista para noviembre, y que están permitiendo recuperar la "tercera dimensión" de sus pinturas murales, entre otros logros.
Así lo ha puesto de manifiesto Juan Aguilar, representante de Ágora, la empresa adjudicataria de esta tercera fase de restauración y que este miércoles ha guiado a los periodistas en un recorrido por el interior del referido templo, en el marco de una visita impulsada por la Archidiócesis sevillana para dar a conocer el estado actual de las actuaciones comprendidas en esta etapa de las obras, con un plazo de ejecución de ocho meses de los que ya se han completado dos.
Aguilar ha destacado como aspecto "agradable" de esta actuación la posibilidad de que pinturas murales del templo recuperen su "tercera dimensión", ya que con el paso del tiempo se habían convertido en pinturas de dos dimensiones, como se puede apreciar en la Nave de la Epístola, como ha podido mostrar a los medios.
Este experto ha incidido en que era intención de los artistas en el siglo XVII crear un "gran trampantojo", un efecto que, no obstante, "se debió de perder inmediatamente por la acción del polvo, la acción degradante de la emigración de sales, por la pérdida poco a poco de un estrato pictórico tan fino", según ha detallado.
De esta manera, en esta tercera fase se están restaurando las yeserías y pinturas murales, que se encontraban "en un pésimo estado de conservación, en parte debido a las filtraciones de agua producidas en el templo durante años".
En la visita organizada este miércoles, además del citado Juan Aguilar han participado, entre otros, el arquitecto técnico Juan Manuel Macías y la licenciada en Bellas Artes Fátima Domínguez --a quienes la Archidiócesis de Sevilla encargó un proyecto para esta restauración--, así como el ecónomo de la Diócesis, Alberto Benito, y el párroco de San Nicolás y Santa María la Blanca, Manuel Mateos.
DETALLES DE LA FASE FINAL
La primera parte de los trabajos ha consistido en realizar un estudio del inventario de bienes muebles, estudio fotográfico de la situación actual en el momento de inicio de la restauración, y una protección de los paramentos cerámicos, solería y retablos antes de la actuación en la decoración mural y yeserías.
Los trabajos de restauración contemplan la limpieza de yeserías y pinturas murales, que en estos momentos se está realizando mecánicamente con láser y manualmente con esponjas de látex, después de que se hayan llevado a cabo con "suaves pinceles" y "gomas de distinta dureza"; el tratamiento de consolidación del yeso en las zonas que se encuentran disgregadas debido principalmente a las filtraciones de agua que sufrió el templo durante años, que se realiza manualmente con una resina acrílica, así como el sellado de grietas y la eliminación de morteros no originales.
Igualmente, las actuaciones contemplan la fijación de dorados realizado con resina acrílica, la fijación de las piezas sueltas y en mal estado mediante varillas de fibra de vidrio y resina epoxidica; el relleno de oquedades a través de la inyección de adhesivos acrílicos y morteros de restauración, así como una reintegración cromática en aquellas zonas que sea necesario "con un criterio diferenciador, manteniendo siempre presente los criterios de restauración según las cartas de restauro".
A este respecto, Juan Aguilar, que ha subrayado que la "humedad por capilaridad" es un "mal endémico" de este edificio, ha explicado que la Ley de Patrimonio es "muy estricta" al respecto, si bien la intención de la empresa es "unificar el original para que lo que queda potencialmente original sea algo que estéticamente se pueda decir que se ha recuperado".
Por espacios, la llamada Nave del Evangelio era aquel en el que "el deterioro se ha acentuado más", y por eso empezaron por allí los trabajos, según ha explicado Aguilar, que ha incidido en que la limpieza de los dorados permite que "las yeserías tomen un aspecto áureo" y "suban en altura, en transparencia".
También ha explicado que en la Bóveda Central se han retirado "algunas piezas" por "peligro de desprendimiento" motivado tanto por el "deterioro natural" debido al "envejecimiento del material" como a los "movimientos estructurales de la edificación", que habían propiciado que el yeso se desprendiera.
La limpieza en la Bóveda Central está realizada "casi a un 80 por ciento" y "avanza con mucha agilidad", mientras que en el presbiterio "ya se ha limpiado el oro".
DIFUSIÓN Y PRESUPUESTO DE LOS TRABAJOS
En estas actuaciones está interviniendo un equipo de restauradores, así como de historiadores y químicos, e incluso participa en ellas un biólogo en concierto con el CSIC que "está estudiando la patología del biodeterioro encontrado en este conjunto decorativo", según ha explicado el representante de Ágora, empresa que pretende llevar a cabo una labor de "difusión" del valor histórico de esta obra para que "la gente sea consciente del patrimonio que tiene", en palabras de Juan Aguilar.
Como colofón a todas estas actuaciones, desde la Archidiócesis se contempla también una renovación de la iluminación a cargo de la empresa Silva y Vilches S.A, donde se utilizará "la última tecnología de iluminación led aplicada a este tipo de edificios artísticos y patrimoniales".
El presupuesto de restauración de esta es última fase que se está ejecutando es de 473.982,79 euros, de los que la Archidiócesis de Sevilla aporta 373.982,79 y el Ayuntamiento de Sevilla, 100.000. En total, en las tres fases de la restauración se ha invertido 1,6 millones de euros, de los que la Archidiócesis ha aportado un 53 por ciento; la Junta un 41 por ciento --con inversiones en las dos primeras fases--, y el Ayuntamiento el seis por ciento restante con los mencionados 100.000 euros.
"JOYA" DEL BARROCO
La iglesia Santa María la Blanca se encuentra a intramuros de la ciudad en el frente sur, en la zona histórica denominada 'Judería', junto a la Puerta de la Carne, en el eje formado por la calle San José y Santa María la Blanca.
Según destaca la Archidiócesis, se trata de "uno de los conjuntos más deslumbrante de la arquitectura barroca del siglo XVII" y es "la principal joya y el buque insignia de la decoración barroca en Andalucía".
El catedrático Teodoro Falcón apunta que los artífices de las yeserías serían los hermanos Borja y Pedro Roldán en el vaciado y modelado de grandes figuras, mientras que en las pinturas murales probablemente sería Alonso Pérez, si bien pudo participar también el propio Bartolomé Murillo.
Toda la superficie de las bóvedas, cúpulas e intradós de los arcos se hallan repletas de una profusa y volumétrica decoración de yeserías con motivos geométricos, vegetales y figurativos, que junto con las pinturas murales siguen la secuencia de las yeserías.
En las dos primeras fases de restauración que se realizaron anteriormente se eliminaron las filtraciones de agua que se producían a través de las cubiertas y se sustituyeron las estructuras de madera en mal estado por unas metálicas; también se eliminaron las humedades producidas por capilaridad y se restauraron los paramentos cerámicos.