Las
celebraciones que “congregan a un elevado número de fieles", como es el caso de los
bautizos, bodas, comuniones y confirmaciones,
se podrán “programar” (y celebrar) ya a partir del próximo lunes 11 de mayo siempre y cuando “puedan respetarse las normas generales” o restricciones de aforo y “otras medidas de protección”. Eso significa, según lo aprobado este miércoles por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, que en la
primera fase de la desescalada (desde el 11 al 25 de mayo), las celebraciones de los citados sacramentos no podrían contar con una asistencia de más del 30% del aforo del templo; a partir del 25 de mayo y hasta el 8 de junio (segunda fase si para entonces estuviese vigente el estado de alarma), el aforo llegaría al 50%. No obstante, la
Diócesis abre la puerta a que las ceremonias se pudieran posponer “en diálogo con los interesados, hasta una fecha más conveniente si así lo estima el párroco o el ministro de la celebración en el caso de la confirmación”. En todas las celebraciones eucarísticas de los sacramentos, se respetará “la distancia de seguridad entre los fieles determinada por las disposiciones civiles pertinentes”, es decir, los dos metros.
Las normas de obligado cumplimiento aprobadas este miércoles por Juan José Asenjo están en consonancia con las
recomendaciones hechas desde la Conferencia Episcopal la pasada semana. En ese sentido, en los templos se
establecerán “itinerarios diferenciados para la entrada y salida de los fieles” y se ofrecerá
gel hidroalcohólico o algún desinfectante
a la entrada y salida, “colocando dispensadores en un lugar visible”.
No habrá reparto de papeles para canto, estampas o lecturas y
se “invita a los fieles a usar guantes y mascarillas durante el tiempo de permanencia en el templo y otras dependencias de uso común”.
Se limitará a lo “indispensable” el número de acólitos, lectores y ministros en el altar y la colecta se realizará a la salida de la misa.
En relación a la
confesión, se escogerá “un espacio amplio” que permita guardar la distancia de seguridad a la vez que se garantiza la “confidencialidad”. “
Tanto el fiel como el confesor deberán llevar mascarilla si no existe otro medio de separación física entre ambos”.
“
A fin de no congestionar los templos en los días que se prevea mayor afluencia de público –continúa el documento decretado por el arzobispo de Sevilla-,
el párroco deberá considerar aumentar el número de celebraciones” sobre todo los domingos y en las “fiestas de precepto”.
En relación a los actos religiosos en vía pública, éstos "quedan suspendidos mientras estén en vigor medidas restrictivas de la movilidad", lo que afecta a la procesión del
Corpus. Sobre este particular, Juan José Asenjo pide que "donde sea posible" dicha
procesión tenga carácter "claustral".