La Fiscalía sostiene que la muerte no fue un "infortunio" ya que los acusados eran "plenamente conscientes de que el robo se iba a acometer con violencia"
La Fiscalía ha asegurado que la muerte de un joyero de Carmona (Sevilla) como consecuencia de las agresiones que sufrió durante un robo "no fue un infortunio", como justificó una de las defensas, aunque también ha planteado la "alternativa" de imponer una condena menor al acusado que no entró en el comercio.
La Audiencia Provincial de Sevilla ha dejado este viernes visto para veredicto el juicio con jurado popular contra G. S. e I. I., ambos de nacionalidad rumana y para quienes la fiscal ha mantenido su petición inicial de 33 años de cárcel en total, veinticinco por asesinato y ocho por un delito de detención ilegal como medio para cometer un robo con violencia.
Los fiscales, de todas formas, han modificado sus conclusiones y han expuesto la alternativa de que I. I. no sea condenado por asesinato sino por un delito grave de lesiones, al considerar que, aunque se quedó vigilando fuera de la escena del crimen, fue "plenamente consciente de que el robo se iba a cometer con violencia" y de que sus compañeros "estaban dispuestos a golpear salvajemente" al joyero, por lo que "aceptó" que "iban a causarle lesiones muy graves".
En ese caso, el Ministerio Público ha reclamado una condena total de veinte años de prisión, doce por las lesiones más los ocho por la detención y el robo.
En su informe final, la fiscal ha defendido como tesis principal que los dos encausados y un tercero que permanece en busca y captura fueron autores de los tres delitos.
Según la acusación pública, no hay "ningún género de dudas" de que los tres "idearon un plan para ganarse la confianza del joyero" llevándole un reloj para que lo reparara y dos de ellos "lo agredieron brutalmente" tres días después, el 6 de agosto del 2018.
"La violencia ejercida excedió de la necesaria para cometer el robo. Constituyó tortura, pero no fue suficiente para ellos", ha proseguido la fiscal, quien ha considerado que los tres aceptaron que sus actos podían tener como resultado la muerte del comerciante.
Los encausados alegaron que el cerebro y responsable de los hechos más graves fue I.A., el investigado que no ha sido enjuiciado, pero para la fiscal es "inverosímil que ninguno supiera" que ese implicado había planeado el robo, ya que vieron que "llevaba bridas y cinta americana".
"No fue algo espontáneo que surgió de camino a Carmona", ha replicado la fiscal, que también ha visto "totalmente desmontada" la versión de G. S. tras visionar la grabación de una cámara de seguridad en la que se aprecia que él participó en las agresiones.
"Todos asumieron que, con esa violencia extrema, lo más probable es que el joyero muriera", ha aseverado la representante del Ministerio Público, quien ha considerado que concurren la alevosía, porque la víctima "no pudo defenderse" al ser "atacado por sorpresa y por la espalda", y el ensañamiento durante los ocho minutos que duró el atraco.
"Imagínense un solo minuto siendo golpeados en la cabeza por dos personas. ¿Es eso infortunio?", ha preguntado la fiscal a los jurados.
Respecto al papel de I. I., la fiscal ha recordado que "no todo el mundo acepta ese marrón" de vigilar un robo, a lo que ha sumado que "debió imaginar" que sus compinches darían "una paliza" al joyero, por lo que "aceptó el resultado que pudiera ocurrir, fuese cual fuese".
Las defensas han pedido las atenuantes de drogadicción, colaboración con la Justicia y arrepentimiento, pero el Ministerio Público se ha opuesto a todas.