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Los arroceros sevillanos se reivindican ante la falta de agua y la reforma de la PAC

Presentan un estudio coordinado por la Universidad de Sevilla en el que se calcula que el sector crea más de 5.000 empleos

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La pandemia silenció los problemas que arrastraba el sector agrario desde hacía años. La recuperación paulatina de la normalidad gracias a las vacunas ha devuelto a la palestra los retos pendientes del campo andaluz: los altos costes de producción, los bajos precios en origen, la escasez de agua y la reforma de la PAC. Para abordarlos, el sector arrocero de la provincia de Sevilla se reivindica y lo hace mediante un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Sevilla en el que se radiografía el peso social, económico y medioambiental de este cultivo en la economía andaluza.

Entre los datos reseñados en el Estudio del impacto económico y social del cultivo del arroz en las Marismas del Guadalquivir como dinamizador de la economía andaluza, patrocinado por Caja Rural del Sur, destaca el del impacto en el empleo. Las 36.500 hectáreas de cultivo generan más de 5.000 puestos de trabajo. Además, el arrozal de la Marisma realiza ventas por más de 680 millones de euros y hace una contribución a las arcas públicas de 38 millones. Sevilla es la primera provincia de España en producción de arroz, con un rendimiento medio por hectárea de 9.000 kilos. Aporta casi la mitad de la producción española y más de 15% de la europea. Siendo estos los datos que avala la investigación coordinada por la catedrática de la Universidad de Sevilla Lourdes López Valpuesta, el presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla, Mauricio Soler, ha señalado en la presentación del informe en el Hotel Alfonso XIII que es “la hora de que se nos reconozca”. “La agricultura atraviesa importantes dificultades, como los bajos precios en origen, una PAC cada vez más restrictiva y unos costes de producción elevados. Es ahora cuando se hace más necesario poner en valor nuestra actividad”, ha subrayado.

Por su parte, el presidente de Caja Rural del Sur, José Luis García-Palacios, ha destacado que el arroz es “necesariamente vital no sólo para fijar población sino por haber sido capaz de transformar un erial insalubre en generación de riqueza y empleo”.   

Los arrozales sevillanos constituyen uno de los mayores humedales de Europa. Son la despensa para cientos de miles de aves acuáticas del Parque de Doñana. El sector reivindica también esta función. El director general de Producción Agraria de la Consejería de Agricultura, Manuel Gómez Galera, ha hecho hincapié en el “ejemplo de sostenibilidad y buenas prácticas agrarias”, poniendo como ejemplo la apuesta por la producción integrada.

Pero si hay un tema que provoca fricciones, y serias, entre ecologistas y arroceros es la demanda de agua. En esta línea, la delegada de Agricultura en Sevilla, Isabel Solís Benjumea, ha llamado la atención sobre “la pandemia de la escasez de agua” a la que se enfrentan los agricultores. “Tenemos que hacer ver a la sociedad que tenemos sobre la mesa nuevamente la disyuntiva de la España seca y la España húmeda”, ha apostillado.

En torno a la zona arrocera del Guadalquivir ha crecido una próspera industria del arroz, tanto de empresas proveedoras de fitosanitarios, fumigación y talleres, entre otras cuestiones como la vinculada a la gastronomía y a la transformación y comercialización del cangrejo rojo.   

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