El Juzgado de lo Penal número 6 de Palma ha condenado al autor del vídeo viral de la Policía entrando en un piso en Palma durante el confinamiento, a indemnizar a cada uno de los agentes con 3.000 euros, es decir, 12.000 euros en total. Además, también se le impone una pena de una multa durante 14 meses, a razón de seis euros por día.
Según han informado fuentes cercanas al caso, el hombre ha sido condenado por un delito de calumnias, mientras que ha sido absuelto de los delitos de desobediencia, injurias y contra la intimidad.
Durante el juicio, celebrado el pasado 24 de enero, la Fiscalía retiró su acusación por desobediencia tras declararse inconstitucional el primer estado de alarma, de manera que el Ministerio Público solamente mantenía la acusación por calumnias. Además de la Fiscalía, también acusaban varios sindicatos policiales personados como acusaciones particulares, que mantenían su acusación por desobediencia.
Los hechos recogidos en el polémico vídeo tuvieron lugar el 9 de mayo de 2020, cuando Mallorca estaba en la fase 0 del plan de desescalada. Los agentes se personaron en un domicilio por la llamada de una vecina que aseguraba que se estaba celebrando una fiesta, con varias personas que no residían allí. Los agentes y el hombre denunciado ofrecieron versiones contradictorias de cómo se produjo la entrada en el piso.
En el juicio, el joven reconoció que aquella noche había ido a casa de su amigo a celebrar su cumpleaños, y que hicieron una fiesta saltándose el confinamiento. En un momento dado escuchó que llamaba la Policía a la puerta y con otras personas fue a esconderse a una habitación.
Según su versión, "de repente" los policías "entraron en todas las habitaciones y abrieron armarios y cajones". Declaró que, como los policías no se iban, él empezó a grabar y un policía "se puso chulo".
El acusado señaló que unas tres semanas más tarde su amigo le matizó que le habían preguntado en la puerta "si podían pasar para que les diera el DNI" y que "por cortesía" les había dejado entrar al salón, "donde debía tener la cartera", "pero no para que entraran en las habitaciones", según el procesado.
En este sentido, el acusado argumentaba que ese consentimiento no daría derecho a los policías a realizar "un registro exhaustivo" de la vivienda. Además, defendió que los agentes tampoco se marcharon después de que su amigo posteriormente les dijera que no podían pasar y les pidiera que se fueran, y que un policía puso un pie en la puerta para evitar que la cerrasen.
Igualmente, reconoció que dijo falsamente que vivía allí y que se negó a entregar su DNI.
NO SUBIÓ EL VÍDEO A REDES SOCIALES PERO LO COMPARTIÓ EN WHATSAPP
Respecto a la difusión de las imágenes, el autor del vídeo explicó que lo envió a un grupo de Whatsapp con unas 20 personas, policías y guardias civiles conocidos suyos a quienes quería pedir su opinión sobre lo ocurrido. El joven admitió que en ese archivo no estaban pixeladas las caras de los agentes, pero insistió en que cuando lo envió pidió a los miembros del grupo que no lo difundieran.
Así, aseguró que él no publicó el vídeo en ninguna red social y que no sabe cómo llegó a los medios de comunicación. A los pocos días le llegó "el vídeo de Twitter". "Se había hecho viral, yo me asusté", dijo.
El joven concedió entrevistas en varios medios de comunicación contando lo ocurrido y manteniendo que los agentes no tenían autorización. "De repente todo el mundo tenía mi teléfono y mi Facebook", indicó.
Por su parte, los policías defendieron que el morador de la vivienda les había dado permiso para entrar --en concreto, expresaron que le preguntaron si podían "revisar" el domicilio-- y que fue el inquilino, y no un policía, quien abrió la puerta de la habitación en la que estaba escondido el acusado.