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¿Qué es el concurso de acreedores?

Todos hemos escuchado hablar alguna vez hablar del temido concurso de acreedores, sobre todo si tenemos un negocio

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  • Acuerdo.

Todos hemos escuchado hablar alguna vez hablar del temido concurso de acreedores, sobre todo si tenemos un negocio, pero para saber reamente que es un concurso de acreedores, tanto un concurso de acreedores voluntario como forzoso, sigue leyendo este artículo en el que trataremos de resolver tus principales dudas sobre un proceso concursal: fases, plazos...

Para empezar a aclarar conceptos vamos a definir qué es un concurso de acreedores, con lo que tendremos una imagen clara y global de este problema al que algunos empresarios se han tenido que enfrentar, sobre todo a raíz de la continuidad de la crisis en nuestro país.

Se trata de un procedimiento jurídico dirigido a solventar los problemas de insolvencia o falta de liquidez por el que esté atravesando una empresa o negocio, independientemente del tamaño que este tenga. Es un procedimiento que tiene una doble finalidad; por un lado, que los acreedores puedan cobrar y, por otro lado, la búsqueda de soluciones para que el negocio pueda seguir funcionando y así evitar que quiebre, y por tanto, su cierre definitivo.


El concurso de acreedores puede aplicarse tanto a una persona física, como jurídica o a un autónomo, a pymes o grandes corporaciones, pero la mayoría de concursos de acreedores que se solicitan en España son de empresas. Mediante la solicitud de un concurso de acreedores, se pondrá todo lo relacionado con las deudas del negocio en manos de un juez, que tiene potestad para paralizar las ejecuciones de deuda o aplazar y rebajar el pago de las mismas.

La ley en la que se basa el concurso de acreedores es la Ley 22/2003, de 9 de julio, y pretende evitar la disolución total de la empresa al mismo tiempo que fomenta la conservación del patrimonio.

Tipos de concursos de acreedores

El concurso de acreedores solo es una vía posible cuando la empresa pasa por verdaderas dificultades económicas que hacen prever su quiebra si no se somete a un proceso de saneamiento. En este proceso, los acreedores pueden ver satisfechas sus demandas en mayor o menor medida y se tratará por todos los medios que la actividad de los trabajadores no cese.

Existen dos tipos de solicitud de concurso de acreedores: el voluntario y el forzoso.

En la solicitud voluntaria, la persona física, o la persona que sea responsable de la sociedad en el caso de las empresas, pide entrar en concurso de acreedores ante su incapacidad de hacer frente a las deudas y verse ante la posibilidad de una quiebra. Si se admite a trámite, estaremos ante un concurso de acreedores de carácter voluntario, y está considerado como un deber del empresario o del responsable de la empresa. En caso de no hacerlo, se expone a multas e imputaciones penales, pues el juez puede llegar a pensar que la quiebra fue provocada con fines ilícitos.

En la solicitud forzosa, el concurso de acreedores se lleva a trámite por solicitud de un acreedor o de alguno de los socios de la empresa que no esté de acuerdo con las actuaciones de la dirección. Un juez será el encargado de tramitar la solicitud de concurso de acreedores y aprobarla o no.

Para aclarar otras cuestiones en más profundidad, como qué son los creditos contra la masa y la diferencia entre estos y los créditos concursales, o para saber en un concurso de acreedores quien cobra primerocuanto paga el fogasa en caso de concurso de acreedores, aconsejamos visitar lo enlaces que estamos dejando a lo largo de este artículo y que os llevarán a las páginas más especializadas en esta materia.

Las tres fases de las que consta el concurso de acreedores

Por nuestra parte, creemos aportar cierta información como cuales son las etapas o fases del concurso de acreedores. Son tres: la fase común, la fase de convenioy la fase de liquidación.

La fase común empieza cuando se dicta el auto de declaración de concurso, y en ella se determinan tanto la masa activa como la masa pasiva con detalle de la lista de acreedores. Así mismo, se indica la cuantía de sus créditos y se hace la clasificación de éstos.

En la fase de convenio es cuando se buscan las soluciones para solventar el problema de la insolvencia por medio de un convenio concursal, que nos es más que una solución pactada entre el deudor y los acreedores, basada en la Ley Concursal en vigor.

Si no se alcanza el convenio, se pasaría a la fase de liquidación, que es cuando se convierte el patrimonio en dinero para repartirlo entre los acreedores.

Lo normal es que esta sea la estructura más habitual del concurso de acreedores y que las empresas pasen por todas ellas, pero, en algunos casos extraordinarios, nos encontramos antes algunas excepciones. Hay veces que estas fases no se producen de manera sucesiva en el tiempo, solapándose unas con otras, como ocurre con la fase común y la de convenio que pueden hacerse de forma paralela. En otras ocasiones, no existe fase de convenio y se pasa directamente a la de liquidación, ya que no se llega a un acuerdo con los acreedores.

Si necesitas tener información porque tu empresa está pasando por dificultades económicas, eres uno de esos acreedores que está esperando para cobrar o un trabajador que ve peligrar su nómina, lo mejor que puedes hacer es buscar información de los expertos para que puedan asesorarte durante todo el proceso y que tus derechos no se vean vulnerados en ningún momento.

Como empresario, debes saber que con el asesoramiento adecuado se puede salvar tu empresa, que no hay que darlo todo por perdido antes las dificultades, pues la Ley Concursal está para brindar protección a las empresas y su patrimonio, y tiene como principal objetivo conseguir que estas se mantengan a flote para proteger el tejido empresarial de nuestro país, tan importante para nuestra economía y para ofrecer puestos de trabajo.

Por eso hay que conocer los plazos exactos en los que tal vez te convenga presentar el concurso de acreedores voluntarios, donde tendrás un mayor margen de maniobra que si este sucede de forma forzosa. El juez, además, valorará positivamente las buenas intenciones de la empresa al prever una posible quiebra.

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