El primer parque acuático construido en España fue precisamente el "Aquapark" de Torremolinos, levantado en el tiempo récord de solo tres meses e inaugurado por el Presidente de la Junta de Andalucía, don José Rodríguez de la Borbolla, el 29 de junio de 1984. De setenta mil metros cuadrados de extensión, el parque acuático de Torremolinos alberga las mejores y más sofisticadas atracciones ácueas, de las que las familias (y, particularmente, los jóvenes) pueden disfrutar, inmersos en el más gratificante y puro frescor, durante los largos y calurosos días del estío. El texto musicado de una esbozada campaña publicitaria de aquellos años, que no llegó a materializarse, pregonaba este refrescante mensaje: "Qué fresquitos son los días / en que más calienta el sol, / cuando estamos en el agua, / refrescándonos en Aquapark".
El pionero parque acuático es uno de los muchos alicientes con que cuenta Torremolinos para el descanso y el entretenimiento. Por supuesto, son las playas las reinas del esparcimiento veraniego. Las playas torremolinenses, de limpia y suave arena, se extienden ininterrumpidamente a lo largo de más de seis kilómetros de litoral, siendo de las más espaciosas y nítidas de la costa meridional española. Y también de las más populares a nivel internacional. Los Alamos, Playamar, El Lido, El Bajondillo, La Carihuela, Montemar-El Saltillo… seis novias vestidas de sol para ese gran banquete de bodas que son las vacaciones de verano. En muchos países, e incluso en las provincias del norte de España, Torremolinos es sinónimo de sol, playa, vacaciones… y también de amor, pues aquí encuentran no pocos su media naranja, como lo sugiere la canción: "A la suave arena / de tu playa iré / y el amor en ella / pronto encontraré". También es cierto, como característica de la época, que otros muchos tan solo hallan efímeras ilusiones que se derriten como hielo de nostalgia al término del verano ("El final del verano llegó y tú partirás…").
Las playas de Torremolinos son la morena alfombra marítima de Andalucía, donde el rey sol impregna de oro los cuerpos de los cientos de miles de turistas y veraneantes que las frecuentan anualmente. De Torremolinos regresan éstos a sus lugares de origen pletóricos de sol, de vitalidad y de alegría. De sus memorias jamás se borrará la soleada estampa del mar azul y las doradas playas de Torremolinos. De sus corazones jamás se apagará el calor de amistad y la hospitalidad de las gentes de Torremolinos. De sus paladares jamás se extinguirá el peculiar sabor del pescaíto de Torremolinos, soberano de La Carihuela, sin parangón en el mundo entero. Porque Torremolinos también es sinónimo de "pescaíto", palabra que resume toda la gracia del mar y que el pueblo acuñó junto al corazón de ese preciso y precioso mar, del que extrajo su sal y garbo, en el más internacional de los barrios de pescadores: La Carihuela.
Como pétalos diseminados tras una copiosa lluvia de flores, todo un rosario de chiringuitos y restaurantes se extiende a lo largo de la carihueleña playa, auténtico emblema de Torremolinos junto con la Torre y los Molinos que causaron su ser y esencia. Toda la gracia del pescaíto se condensa en La Carihuela -aderezada con el susurro de las cercanas y juguetonas olas y el aire impregnado del inconfundible aroma de los frutos de la mar- en sus boqueroncitos fritos, sus sardinas en espeto, sus rapes a la marinera, sus doradas a la sal… "Chiringuitos refrescantes / con sabor de boquerones, / todo en la playa respira / aire de los mismo dioses". La playa de La Carihuela, auténtico paraíso de arena, invita al descanso y a la evasión de la cruda realidad cotidiana: "Playa de La Carihuela, / novia y hermana del mar, / ¡quién pudiera en tus arenas / toda la vida soñar!". Aquí la mente y el corazón se sienten transportados a la niñez: "Quiero ser niño en tu suave arena. / playa sin par de La Carihuela, / ser de tus olas la blanca estela / que alegre besa tu tez morena".
Torremolinos es el corazón de la Costa del Sol, el motor del turismo. Torremolinos es asimismo sinónimo de turismo, ya que no se concibe éste en toda su magnitud sin el aliento vital de Torremolinos. Con cerca de cuarenta mil plazas hoteleras, repartidas entre más de sesenta hoteles, los firmes pies y los hombros de Torremolinos sustentan, con holgura y sin problemas, la más elevada carga turística del entorno costasoleño, equivalente a la capacidad del cuarenta por ciento de los alojamientos turísticos de toda la Costa del Sol, aparte del aforo que suponen los miles de apartamentos privados del municipio, disponibles para alojar a los visitantes en cualquier época del año.
Torremolinos ostenta con propiedad la gran "T" del "Turismo" y suena en el mundo con rítmicas y melodiosas notas de sol y de mar. El nombre de Torremolinos está compuesto de música: si disponemos adecuadamente las doce letras que entran en el vocablo "Torremolinos", descubrimos las notas "re, mi, sol", la palabra "tono" y la inicial "r" de ritmo. Sí, Torremolinos, es música de cristal que compuso el propio sol, y el mundo entero quiere ser guitarra para tañer, con alma de niño, sus delicadas notas de sol, playa, vacaciones, amor… Lo resume el poema: "El sol en Torremolinos / puso notas de cristal: / ¡quién fuera guitarra y niño / para saberlas tocar!".